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Hoja en blanco

Hoja en blanco

Hoja en blanco

Es el inicio de las historias más angustiantes y la plenitud al unísono. La confesión sincera, el ocaso rotundo, el placer sin márgenes…La hoja en blanco es vuelo al vacío y encuentro con las voces ancestrales.

Es el aullido silente de lo que horroriza y trauma, la súplica, admisión de derrota, el eureka de la serindipia, la voz atrapada en imaginarias botellas tiradas a mares de indiferencia.

La hoja en blanco es inicio. Donde enumeramos las corruptelas de un gobierno, las incomprensiones que arriban a nuestras noches y días, el resabio de amistades efímeras y superficiales, el lamento por amores idos.

Aquí inicia y finaliza la historia dulce y a la vez salobre de nuestra vida.

Conforman párrafos que se vuelven estelas de tiempo, vestigios de vida, de una oquedad en la que caben años, titubeos, besos y tristezas. La prueba de que existo, de que aún respiro.

Es lo único que existe cuando tofo lo demás se ha ido.

Aquí las letras se acumulan y forman oraciones que dan cuentas de narrativas sorprendentes, que han estado ahí siempre, sin que nos percatemos de que existen, de que tienen una respiración singular y evidente, la que se mimetiza con el todo y pasa desapercibida.

Todo cabe en la hoja en blanco: Destellos de épocas que ya se fueron, sombras de memorias, infinidad de sueños y pesadillas, esa sinrazón que corta de tajo obsesiones de caricias que ya no prosiguieron.

En la hoja en blanco están todas las voces: de quienes nos precedieron en la vida, de aquellos que amamos y ahora viven en el cielo, en una vida diferente a esta, en una que imaginamos pletórica e idílica. En esta hoja están las voces diminutas de los niños y las aves, de nuestros contemporáneos que un día se miraron al espejo y se descubrieron viejos. ¡Qué rápido pasa el tiempo!, seguro dijeron.

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La hoja en blanco fue la revelación más cruda de que mi padre trascendió a una dimensión nueva, que sólo podría encontrarlo ya en los sueños… la hoja en blanco fue quien me ayudó, a lo largo de un año, de rencontrar la comunicación de mi mamita cuando ya no estuvo en esta realidad tridimensional donde la hallaba.

Es esta materia donde confieso amores, donde acuno ideas que se vuelven reales a veces, donde descansan mis alas cuando carezco de sentido y rumbo, las que amortajan lo que no fui, las que envuelven genialidad y quimeras.

La hoja en blanco es la consciencia, el agua de la sed que no amina, el único lugar donde nos confesamos locos sin temor a que alguien nos persiga. Es la esencia de lo que somos, el principio de la libertad, el espejo que no sólo revela a la materia, sino la psique y la conexión con lo divino.

Hoja en blanco, mi historia y la de otras criaturas, la posibilidad, el talismán. La única herencia milenaria y sacra que me regresa a mi centro.


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