Guerra sucia contra Nahle
Todavía la oposición no entiende o finge no entender, las diferencias entre lo público y lo privado en materia de austeridad. Ellos, cuando ejercieron el poder era exactamente lo mismo y por eso desconocen límites, entre ellos lo que es del erario y lo que es de ellos.
Un país pobre obliga a la austeridad en el gasto público, esta austeridad debe ejercerse con rigor de los funcionarios públicos, sean éstos ricos o pobres. Pero no por formar parte de una administración austera dejan de darse lujos o gastar en lo que les venga en gana siempre y cuando ese dinero sea bien habido.
Para la derecha toda persona que trabaje en un gobierno austero, principalmente progresista, debe comer en fondas y no en restaurantes; trasladarse en transporte público y no en automóvil particular, rentar una vivienda y no poseer casa propia, debe salir de vacaciones aun parque y no a una playa, debe hospedarse en la arena de la playa y no en un hotel.
A partir de estas premisas que inventaron en el imaginario patológico de una derecha que todavía no sabe en qué mundo vive, está el caso de las posesiones del esposo de la candidata de Morena a la gubernatura de Veracruz, Rocío Nahle, a quien le adjudican un problema y dudan de su honestidad, por el hecho de que su pareja tenga propiedades en Veracruz, jamás cuestionaron los departamentos de Loret en Miami, o el piso de Peña Nieto en Madrid, en uno de los barrios más lujosos, de 139 metros cuadrados, escriturado en septiembre de 2020, con un precio de 13 millones 620 mil pesos. Son de la misma banda.
En una llamada telefónica filtrada entre el fraudulento ex gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, le pide a un tal Filiberto que mueva el rumor de las propiedades del esposo de la candidata morenista para “hacer creer que es cierto”. Sabemos que quien maneja la campaña y, sobre todo la guerra sucia del títere Pepe Yunes es el ex gobernador. La guerra sucia que aplican de manera ilegal contra sus competidores tiene su sello y muestra, una vez más, la desesperación por la derrota anticipada, que desde ahora se ve llegar.
De no echar mano de la guerra sucia, que inició con la errónea idea de que Rocío Nahle no tenía derecho para competir por la gubernatura, hasta las propiedades de su esposo, Pepe Yunes tendría un promedio de 13 por ciento de la intención del voto, que es, en realidad lo que debía tener y que nadie se sorprenda que sea lo único que alcance este burócrata de medio pelo.
La misoginia, todavía arraigada en Veracruz, incluso entre las mujeres y la necesidad de repetir el pasado por los nostálgicos columnistas que no la ven llegar con la austeridad del gobierno estatal que no les quiere dar subsidio, nutren esa guerra sucia y todavía hay desinformados que se dejan engañar. Pero las diferentes carreras de Nahle y Yunes no tienen comparación.
Yunes ocupó varios puestos pero no hizo nada por el estado, las gestiones las hizo sólo en su benéfico personal. Nadie conoce un solo logro de Yunes, que no junta más de 300 personas en un evento de campaña y tiene que comprar espacios en los medios para decir que va ganando, lo que ha ganado en los últimos años es el desprecio de los veracruzanos que siguen esperando las promesas que dejó pendientes en sus cargos plurinominales, que en algunos de ellos compró su candidatura.
En cambio, Rocío Nahle, tiene una capacidad intelectual que no se compara con la de su contrincante, caracterizado por su corta inteligencia. Echó a andar la refinería de Dos Bocas, Tabasco, en tiempo récord, supervisó la compra del 50por ciento de Deer Park, instauró y posicionó el gas Bienestar, creó la Central Fotovoltaica de Puerto Peñasco, en Sonora; construyó dos centrales de Ciclo combinado en Yucatán.
Obras que el imberbe de Yunes no sabría ni por dónde empezar. Las carreras de ambos son muy diferentes y las críticas a la ingeniera Nahle, son superficiales y, en la mayoría de los casos, falsas.
La diferencia entro lo público y lo privado, debe quedarle claro a la población, la derecha nunca lo entenderá.
