Golpe y fractura en el STPRM


El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) tiene ya rato de de encontrarse en uno de los momentos más críticos de su historia.
La reinstalación de Víctor Manuel Kidnie de la Cruz como Secretario del Interior de la Sección 47, sin duda es una victoria, no solo para el líder sindical, sino para los trabajadores de Pemex.
Pero este golpe histórico va más allá y pega directo al cacicazgo de Ricardo Aldana y sus aliados, un liderazgo hasta hoy, basado en la represión y el abuso de poder, pero sin duda cada vez más frágil.
Kidnie fue jubilado a la fuerza en 2024 por órdenes de Aldana y con la complicidad de Petróleos Mexicanos (Pemex). La maniobra tenía un objetivo claro: impedir que Kidnie participara en la contienda por la dirigencia de la Sección 47 y garantizar el control absoluto del sindicato.
Sin embargo, la estrategia fracasó, y ahora enfrenta una sentencia judicial que obliga a su reinstalación inmediata y a una disculpa pública por parte de Aldana.
El fallo judicial ya puso al actual secretario general del STPRM contra las cuerdas y de dio un golpe de realidad, pues debe enfrentar que su intento de desterrar a Kidnie falló rotundamente y lo colocó como una figura de resistencia a su liderazgo charro.
Dentro del sindicato. Kidnie es un líder natural en la zona más productiva de Pemex, la Sonda de Campeche, donde más de 6 mil 500 trabajadores ven en él la esperanza de recuperar un sindicalismo que los represente realmente. La reinstalación de Kidnie es un hito en la lucha contra el autoritarismo sindical que ha caracterizado a la gestión de Aldana.
Obviamente el regreso de Kidnie a la Sección 47 no ha sido bien recibido por la cúpula sindical. Ricardo Aldana y el ex convicto, Víctor Matías Hernández Colunga, han hecho todo lo posible por bloquear su reinstalación. Se han valido de estrategias sucias, como un intento de incriminarlo en delitos inexistentes para desacreditarlo. Incluso la Policía Estatal participó en un montaje burdo, revisándolo bajo el pretexto de que transportaba armas y drogas. Pero nada hallaron. La desesperación de Aldana y Colunga es evidente: no pueden permitir que un líder con el respaldo de la base sindical los exponga.
Hagan lo que hagan, no lo van a poder evitar. Aldana se tiene que disculpar.
La Sección 47, “representada por Antonio Toledo González, un incondicional de Colunga, es el reflejo de lo que el STPRM se ha convertido: un sindicato donde los dirigentes se enriquecen operan en la impunidad, buscan perpetuarse a costa de quien sea, mientras los trabajadores son abandonados.
Las denuncias por la falta de comida en las plataformas, el deterioro del servicio médico y la represión laboral no son aisladas. Son la norma bajo la dirigencia actual. Mientras los trabajadores sobreviven en condiciones precarias, los dirigentes organizan banquetes y fiestas.
El intento de Aldana por ignorar la sentencia del Tribunaly negarse a emitir la disculpa pública que se le exige es una muestra de su arrogancia. Prefiere desafiar la ley y pagar multas antes que reconocer que actuó de manera ilegal.
Pero la realidad es que el fallo es inapelable, y la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya lo ratificó. La reinstalación de Kidnie es inevitable, y con ella, la posibilidad de un cambio real dentro del STPRM.
El regreso de Kidnie es solo el principio. Su presencia en la Sección 47 significa que por primera vez en años, habrá una revisión seria de las cuentas sindicales. Aldana y su grupo saben que su poder se tambalea, y la base trabajadora está tomando nota.
La fractura dentro de la cúpula sindical es evidente. El STPRM no puede seguir operando como un feudo personal de Aldana y sus aliados. Los trabajadores ya no son espectadores pasivos y la reinstalación de Kidnie es la señal de que el cambio es posible.
El miedo de Aldana es comprensible. El control absoluto que alguna vez ejerció sobre el STPRM se está desmoronando. La reinstalación de Kidnie representa el triunfo de la resistencia y el inicio de un proceso de transformación que ya no se puede detener. El sindicato petrolero está en un punto de inflexión, y el futuro lo decidirán los trabajadores, no sus verdugos.
Tiempo al tiempo.