Gobierno humanista
Si revisamos la prioridad que tienen los programas sociales que ahora mismo ya están en marcha, la atención por medio de las audiencias personalizadas casi diarias en las comunidades y la serie de obras que van tendientes a mejorar la vida de la gente, el gobierno de Javier May Rodríguez es, ante todo, humanista.
El primer gobernante morenista y de auténtica izquierda no se equivoca cuando alude al abandono que durante décadas los gobiernos que le antecedieron mantuvieron a los tabasqueños.
En la rendición de cuentas de sus primeros cien días que pasarán a ser trimestrales como un ejercicio también de transparencia y de praxis democrática, el gobernador Javier May Rodríguez dejó de manifiesto que ejerce el poder público para servir a la gente, no a una clase política y empresarial que por mucho tiempo se ha beneficiado del presupuesto por encima de su quehacer.
La Ley de Austeridad por un lado, y el ajuste burocrático por el otro que impulsó desde sus primeros días, le permite al gobierno hoy orientar lo ahorrado precisamente para beneficiar a más tabasqueños con programas sociales (invertirá más de 3 mil millones) y procurar su bienestar.
El inicio de la construcción de las 64 mil casas que van a detonar además la actividad económica (generar miles de empleos directos e indirectos) tiene un propósito noble, genuinamente humano: que las familias que no tienen donde vivir, finalmente tengan su patrimonio. Se abate el rezago en vivienda, pero se dignifica la vida de los tabasqueños y de las mujeres en particular que son las que escriturarán a su nombre la propiedad en un acto de justicia.
La construcción de un nuevo bachiller en la populosa Pomoca, en Nacajuca, convertido prácticamente en una Villa, es un ejemplo de que el gobernador busca ofrecer más oportunidades de educación a los jóvenes y seguir avanzando en el combate a las causas de la inseguridad desde sus orígenes.
A propósito, para el gobernador morenista el tema de la inseguridad que tiene que ver también con generar condiciones de paz permanente que gobiernos del pasado trastocaron y heredaron por su permisividad de actividades ilegales, es parte de su agenda y del presupuesto: mejores salarios y más equipo.
En Tabasco, pues, la construcción del segundo piso de la transformación que inició Andrés Manuel López Obrador dejó de ser una promesa y está convertida hoy en una realidad, en acciones y obras de un gobierno humanista que ya cumple.