Entre la ignorancia y la desesperación
La desesperación de los conservadores los obliga a echar mano de gente no sólo alejada de la política sino del conocimiento político más elemental y de la instrucción académica mínima; sin embargo, con la ayuda de los medios y los vocingleros del pasado se convierten en las voces discordantes que ante la falta de liderazgo de oposición se convierten en voceros del descontento minoritario de la sociedad mexicana.
Laura Zapata es una de esas personas extraídas de un mundo paralelo, con una formación académica raquítica, es maestra de educación física. Eduardo Verástegui sólo cursó dos semestres de la licenciatura en Derecho, carrera que tampoco concluyó Dóriga. Y dentro de este mismo saco está Ricardo Alemán, quien a duras penas concluyó la Preparatoria.
En ese mismo nivel está “Juanito”, cuyo verdadero nombre es Rafael Ponfilio Acosta Ángeles. Conocido como “Juanito” se desempeñó, unos días, como jefe delegacional de Iztapalapa en 2009.
Lilly Téllez, senadora, su grado máximo de estudios es un misterio, no hay en el sistema de Profesiones de la SEP, un solo registro con su nombre a nivel básico, medio o superior.
El grado de estudios de Max Cortázar, ex baterista de Timbiriche y actual responsable de comunicación en el equipo de Xóchitl Gálvez, es secundaria.
Arturo Castagné Couturier, autodenominado empresario, creativo impulsor de las fantasías de Miguel Ángel Yunes Linares para desgastar a Rocío Nahle, en su camino hacia la gubernatura de Veracruz, estudió por breves periodos en Kansas y una academia militar en Indiana. Terminó la prepa en el Tecnológico de Monterrey. Estos estudios fueron suficientes para que Fidel Herrera Beltrán lo designara subsecretario de Promoción y Desarrollo Empresarial, en tiempos de la ignominia.
Esta es sólo una muestra de los niveles de conocimientos personajes más críticos a la hora de cuestionar todo lo que hace la actual administración, y que tienen la suerte de tener a la mano voceros, igualmente ignorantes, que creen estar frente personajes importantes, entre esos periodistas, hay quienes a un sondeo le llaman estadística y a ésta luego la denominan encuesta y su percepción subjetiva la convierten en metodología, en un verdadero remedo de análisis de la sociedad.
Estos personajes se aventuran a decir que los pobres y los mexicanos con menor grado de estudios apoyan a Morena y los ilustrados con carrera universitaria apoyan a la derecha. Incluso hay autodenominados periodistas que así lo afirman desconociendo el rigor que exige su profesión y desdeñando la profundidad de la información a la que están obligados.
La superficialidad con la que se miden las simpatías de Morena, lleva a los menos ilustrados a desdeñar su propio origen. Además, la manera simplista de ver la realidad, herencia de un periodismo en blanco y negro entre buenos y malos, crea confusiones a quienes todavía creen en los medios del pasado.
Así, es muy fácil para ellos que los pobres, son desempleados y sin estudios, factor indispensable para pertenecer a la izquierda, al progresismo o a la 4T. El grupo de especialistas enviados a la Corte internacional de La haya, por sólo citar un ejemplo, echa abajo esas teorías que no llegan ni siquiera a ser especulaciones.
Acostumbrados algunos voceros de la derecha a describir la “realidad”, con lo primero que se les viene a la cabeza consideran al país dividido desde una perspectiva ideológica y no económica. En fin. consideran todavía los estudios como parte de la cercanía a la nobleza, más aún si tienen postgrado en el extranjero.
Sin embargo, a la hora de manifestarse vemos, como sucede con los anteriormente mencionados que poco saben de política, historia y legalidad, tal vez por so estén de ese lado de la historia.