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En perote como ir a casa

En perote como ir a casa

En perote como ir a casa

Y cuando despertaron, se acercaban las elecciones. Camelot.

Hace un par de días, todos los Yunes se reunieron en Perote, iban a acompañar al candidato a la gubernatura a su tierra que lo vio nacer un 25 de septiembre de 1969. Era chamaco, nació un año después de aquellos sucesos de 1968, que nosotros los que somos veteranos recordamos con dolor. A sus 54 años, Pepe Yunes Zorrilla busca la gubernatura de Veracruz. La llegada a ese pueblo fue como un acto de cierre de campaña, estaba parte del pueblo, mucha gente, más los que llegaron de fuera, desafiando estos calores que a los candidatos los debe haber hecho perder peso. Papá Yunes (Miguel Ángel Yunes Linares) quien ya fue gobernador, dijo que Pepe será un gran gobernador y el hijo, que busca la senaduría, Miguel también, aseguró que con Pepe las horas oscuras de Veracruz terminan, por parafrasear a Winston Churchill.

Pepe le caminó bien, conocedor de los 212 municipios y conocedor de tanta gente, saludaba a todos, a algunos por su nombre, pero siempre tendiendo la mano y mirando a los ojos y tomándose las selfies que le pedían. Siempre ha sido así. Uno que lo conoce desde hace tantos años, siempre lo ha visto caminar así: respetuoso y buscando la mejoría de los veracruzanos, igual en la alcaldía que en la diputación o el senado. Sin insultos, lo más que llamó a la señora rival es que era zacatecana, y de allá es. La suerte está echada. Cerrarán los actos de campaña. Muchos veracruzanos no quieren vivir otro seis años de ineptitud, de quebrantos, de carreteras que parecen caminos rurales, sin salud, con la inseguridad, de las tranzas de los polis estatales, que se dedican en esta zona de Orizaba y la región a agarrar muchachitos saliendo de los antros y pedirles cantidades, sin recibo, de hasta 12 mil pesos, muchas cosas inciertas en este Veracruz que no nos merecimos con el gobierno que nos llegó. Eso se acaba con Pepe Yunes.

Rafa Márquez en Netflix

Debo decir, a fuerza de platicarlo varias veces, que a Mi Mero me tocó ver un juego o varios del gran Rafa Márquez. Uno de ellos me ocurrió cuando estábamos formando fila para entrar a la Sagrada Familia en Barcelona, la grandiosidad de Gaudí, aquel que le cuestionaron una vez qué cuándo terminaba la obra, que sigue en reparación día a día, y él dijo: “La obra de la Sagrada Familia va lentamente, porque mi Cliente (Dios) no tiene prisa”. Allí en esa fila me enteré que jugaba Barcelona y rompí fila como soldado rebelde, me fui en un taxi a comprar boletos en la taquilla. Encontré dos buenos, de unos 120 euros. Era un juego amistoso contra la Juventus, un 24 de agosto de 2005 y aun lo recuerdo porque aquí guardo el boleto que alguna vez subastaré en la casa Sothebys, aunque me den 100 euros.

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Ese juego de hace 19 años fui a verlo porque lideraban en el Barcelona Ronaldinho y en la defensa el mexicano Rafa Márquez y Pujol, una dupla que era la mejor defensa de Europa. Pero el recuerdo es que ese día debutó un muchachito llamado Lionel Messi, que traía locos a los defensas. Más tarde del otro día, encontré a Rafa Márquez en el hotel Arts de la bahía de la marina de Barcelona. Allí lo vi cenando con su esposa y otro matrimonio, le pedí una foto y gustoso se paró de la mesa y la imprimimos. Lo comento porque Netflix va a debutar con una serie llamada ‘Rafa Márquez El Capitán’, la exhiben el 6 de junio. A verla todos y admirar la gran carrera del mexicano, que lo tienen contemplado a ser director de ese mundialmente famoso equipo.


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