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El Tequio en el ISSSTE, una mística de servicio

El Tequio en el ISSSTE, una mística de servicio

El Tequio en el ISSSTE, una mística de servicio

A finales del sexenio de José López Portillo, se asomaron en el ISSSTE los servicios subrogados en laboratorios particulares previa solicitud del médico familiar.

En aquellos tiempos la privatización de los servicios médicos emprendió su trayectoria con contratos leoninos en favor de usureros prianistas.

Dirigentes sindicales desde los setentas se pronunciaron en contra de tal acometida pero sucumbieron ante el brillo del oro.

Cínicamente, a la par, autoridades del ISSSTE, dirigentes de la FSTSE, del magisterio y de los sindicatos con mayor número de agremiados arengaron hasta la saciedad que: “el ISSSTE no se privatizará”.

Sin embargo, el incorpóreo fantasma de la privatización al paso de los sexenios se convirtió en poltergeist, lo suficientemente sólido como para mover los destinos de recursos públicos en favor de particulares.

Los servicios de vigilancia y de limpieza abrieron el nicho de oportunidad para que funcionarios crearan ese tipo de empresas, con una clara lógica vigente; explotación de trabajadores bajo sus siglas sin derechos laborales.

Aparecieron las “ofertas” de farmacéuticas, los “diseñadores” de uniformes; la introducción de fayuca y productos de mala calidad a las tiendas y farmacias del ISSSTE.

La maraña de conflictos de interés y el saqueo crecieron de manera colosal. Pequeñas misceláneas se convirtieron en grandes bodegas en la Central de Abastos de la CDMX.

Las tiendas del ISSSTE se convirtieron en la manzana de la discordia con la venta de espacios comerciales para todo tipo de artículos a particulares.

Administradores de estas, algunos dirigentes sindicales y diversas autoridades se disputaron el botín hasta desaparecer las tiendas. Así crecieron los negocios personales y la voracidad por privatizar al ISSSTE.

En los discursos se han reconocido a las dirigencias del “sindicato mayoritario”, sin divisar su negro pasado; la venta de créditos personales, hipotecarios, plazas y ascensos.

Por más de cuatro décadas al ISSSTE se le vió como premio de consolación; la caja chica de campañas políticas.

Curioso, los exdirectores buscaron gobernar a su patria chica con recursos del Instituto, sobre todo, con el uso de las pensiones.

Hoy, el ISSSTE necesita con urgencia el refuerzo de cuadros socialmente comprometidos con la derechohabiencia, con la salud de la ciudadanía en general.

Hace falta una purga en todos los cargos directivos de estructura que llevan décadas aprovechándose de los recursos públicos; la transparencia, para ellos, es tabú.

Se reconoce el esfuerzo presidencial por recuperar la dignidad institucional, sin embargo el lastre de las lacras detienen el avance y la transformación.

Se podrían citar algunos cuadros que han demostrado aptitudes, destreza administrativa y sobre todo, pulcritud en su actividad pública con excelentes resultados.

Ahí está la propia Bertha María Alcalde Luján quien en poco tiempo dio el timonazo y logró engarzar varias acciones para el mejoramiento de los servicios.

También destacan el doctor Efraín Morales Sánchez; el exdiputado Efraín Morales López; la doctora Jennifer Nathalie González, diputada electa por Huixquilucan; el médico jalisciense, Alberto Vega Nolasco, activista social, para ocupar la Dirección Médica.

Son cuadros que demuestran compromiso social y están en las coordenadas de la Presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo para elevar la calidad de la salud en México.

También sería un buen Director Administrativo, a prueba de corrupción, el profesor Ramón Jiménez López, ex diputado federal, quien realizó profunda limpieza en la RTP; un zar anticorrupción y concientizador nato.

Los cuadros referidos tienen, además, la mística del Tequio, del trabajo en equipo, la capacidad de generar empatías para la aumentar la cooperación y crear ciudadanía que tanta falta hace en el ISSSTE.

Hacen falta liderazgos que muevan al Instituto, además, porque existen trabajadores de base dispuestos a crear una institución de servicio y no de privilegios.

Para mala fortuna, las dirigencias sindicales en el ISSSTE son como la leña de pirul “que no sirven ni pa’ arder, nomas para hacer llorar”.

Imaginemos que mil 600 trabajadores de base comisionados a los comités nacionales y seccionales hicieran guardias y suplencias donde haga falta en lugar de estar de baquetones.

Sería bueno verlos en los tequios de mantenimiento a las instalaciones; en la limpieza exhaustiva donde las manos de las agencias del ramo no entran por falta de profesionalismo.

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Ayudar en las tareas de asistencia social a personas de la tercera edad, a personas con discapacidad. Entrar al quite cuando uno de sus compañeros se incapacita o se pensiona.

Sería un buen ejercicio para los funcionarios de todos los niveles participar en los tequios. Nomás dan ordenes sin ton ni son.

Sería muy bueno acudan al lugar de los hechos para que conozcan de qué se trata su responsabilidad.

Sería bueno ver a las damas y caballeros de postín realmente trabajar fuera de los escritorios y a la par conjuntaran la teoría y la práctica y se ganaran sus sueldo a cabalidad.

También, sería bueno que los facultativos que se ausentan en horarios de trabajo para atender sus negocios y consultas privadas, al menos, atendieran sus consultas completas.

Sería un gran avance la asistencia y permanencia de este sector dorado en sus puestos de trabajo.

También se debe reconocer que los más tienen un verdadero espíritu de servicio y que son quienes cargan con el peso institucional con dedicación y amor a la camiseta

El Tequio ayudaría en mucho a evitar los abusos de autoridad, el acoso sexual, el mobbing, el consumo de drogas y alcohol en horarios y dentro de los centros de trabajo.

Se debe terminar con estas prácticas antes de que se convierta en tradición, uso y costumbre; son faltas graves que conocen los OIC.

Existen infinidad de denuncias de delitos de violación, abuso sexual, robo, venta de estupefacientes y sólo se acumulan por la falta de sanciones judiciales; crecen las omisiones para erradicar malas prácticas.

La impunidad y complicidad de autoridades con los infractores aumenta en gran medida.

La presencia de faltas graves son el pan cotidiano. Son casos que se aliviarían, en mucho, con la presencia de fuertes liderazgos y la práctica del Tequio.

La aplicación de la ley sin privilegios sindicales debe ser una constante por el bien de todos, primero los derechohabientes.


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