El gabinete de los grandes
De Shakeaspere: “Mañana, y mañana, y mañana se arrastra con paso mezquino día tras día hasta la sílaba final del tiempo escrito, y la luz de todo nuestro ayer guió a los bobos hacia el polvo de la muerte. ¡Apágate, apágate breve llama! La vida es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y nunca más se le oye. Es un cuento que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada”. Camelot.
Cuentan los historiadores modernos, que el mejor y más grande Gabinete lo fue el del presidente JFK. Kennedy, egresado de Harvard tuvo la mirada de halcón para escoger lo mejor en cada puesto. Fueron brillantes y decisivos en horas críticas, como cuando la Crisis de los Misiles en Cuba o el lio por Berlín. Kennedy tenía un plus extra, un hermano, Robert F. Kennedy que era como su clon, listo, inteligente y vivo y muy impulsivo, cuando se alocaba el hermano lo tranquilizaba.
Pero hacían el Uno-Dos. Cuenta Ted Sorensen, el único no irlandés en ese equipo, que él mismo cuando llegó a trabajar con Kennedy como senador, llegó solo, era un judío solitario y errante. Se presentó y Kennedy le dijo el por qué quería trabajar con él, porque usted será presidente y me necesitará a su lado. Ted Sorensen se convirtió en el hacedor de los discursos de Kennedy y en uno de los puntales para escribir su libro, Perfiles de Coraje y el mejor biógrafo, después de Arthur Schlesinger, del presidente Kennedy. Sus dos tomos de Kennedy son lectura obligada en todas las bibliotecas y universidades del mundo, para conocer el reinado de Camelot, y qué hicieron en esos casi mil días que gobernó, cuando las balas de la maldad ya no le permitieron seguir adelante. Una conjura americana. Fue tanto el trabajo de Ted Sorensen, que nunca nadie llenó esos zapatos:
En sus memorias, el difunto Ted Sorensen, escritor de discursos y uno de los asesores más cercanos de John F. Kennedy, recuerda que el secretario de prensa del presidente Clinton, Mike McCurry, alguna vez le dijo: “Todos los que vienen a Washington quieren ser tú”. Lo que McCurry quería decir era que, décadas después de que Sorensen hubiera dejado la Casa Blanca, los recién llegados a la capital de la nación todavía buscaban amoldarse a él, todos querían ser el joven asesor que trabaja cerca de un presidente inspirador, en quien éste depositaba la tarea, políticamente sagrada, de convertir sus pensamientos en palabras. Así era ese Gabinete.
El gabinete de Claudia
Tirios y troyanos, chairos y fifís andan en busca de quién o quienes acompañarán a la presidenta virtual, Claudia Sheinbaum Pardo, los seis años o los tres o los que ella quiera, porque la presidenta tiene la obligación y el poder de dar y quitar el trabajo. Se había especulado en redes y brotaban los nombres, pero hoy ya dio el avance de seis de ellos, tres mujeres y tres hombres.
MARCELO EBRARD CASAUBON (64 AÑOS) va a la Secretaría de Economía, era un cargo muy marcado. Ebrard lo necesitan para atemperar a los gringos, más que vienen ratificaciones del Tratado de Libre Comercio y asomándose a la puerta esté el bárbaro de Donald Trump y ese no solo quiere fijar aranceles barbaros, quiere entrar con un comando a la frontera a aniquilar a los narcos. Buen nombramiento.
ROSAURA RUIZ GUTIERREZ (73 AÑOS). Nueva cara para una nueva secretaria de Humanidades y Ciencia y Tecnología.
JUAN RAMON DE LA FUENTE (72 AÑOS). A Relaciones Exteriores, un nombramiento ya cantado.
ALICIA BARCENA IBARRA (72 AÑOS). Un enroque, ella va de Relaciones Exteriores al Medio Ambiente.
JULIO BERDEGUE SACRISTAN (69 AÑOS). No es cura, va al campo, a componerlo, tan abandonado.
ERNESTINA GODOY RAMOS (70 AÑOS). Cara muy conocida, va a Consejera Jurídica, en espera de convertirla en Fiscal, cuando jubilen al viejito que allí está.
Esos fueron los primeros seis. Vienen otros seis la próxima semana.