Por Jorge Carrasco V.
Tras cumplir su castigo de dos años por violencia doméstica, el pitcher norteamericano Trevor Bauer esperaba alguna oferta de Grandes Ligas y al no recibirla aceptó un contrato de los Diablos Rojos por cinco juegos.
En su debut le colgó con apuros tres ceros a los suplentes de los Yanquis pero luego fue macaneado por los Tigres de Quintana Roo en tres entradas y un tercio recibiendo cuatro carreras.
Pero a partir de ese momento se convirtió en un pitcher fuera de liga. A los Bravos de León los dejó sin hit ni carrera durante seis entradas, ponchando a 14, nueve de ellos en forma consecutiva para empatar un récord de la Liga.
En Tabasco tiró siete entradas y un tercio con apenas tres hits y nueve ponches para una victoria de seis a cero.
Contra Oaxaca, recibió un homerun de Alexei Amarista que empató el juego a dos en la sexta, pero en el cierre su equipo lo apoyó con un rally y ganó 12 a 2. Ponchó a nueve.
Anunció entonces que se quedaría otro mes.
Lo celebró derrotando a Yucatán 11 carreras a una, siendo sucia la anotación y ponchando a 13.
Contra los Pericos se fue sin decisión, tirando cinco entradas de dos carreras y ocho ponches.
Obtuvo su quinto triunfo contra los Bravos de León 6 a 0, con una labor de siete innings e igual número de ponches.
Ganó así la distinción de ser el pitcher abridor en el Juego de Estrellas.
Sin embargo, su futuro es incierto. Pese a que en su blog asegura que es mucho mejor que algunos pitchers de Grandes Ligas y que cobraría mucho menos que ellos, no parece estar consciente de que está vetado de las Grandes Ligas, no por su calidad, sino por su conducta personal.
Habrá que ver si los Diablos lo convencen de quedarse hasta el final de la temporada, de lo contrario habrá sido simplemente un romance de verano.
