EL ADIOS A PAPICHA SOLAR.


Cuando un amigo se va. Camelot.
Hace unos días falleció Pepe Solar Ledesma, un orizabeño muy querido por la gente, hombre bueno que en su juventud le dio por el futbol y llegó a ser suplente del loco Aussin, que eso no era cualquier cosa, dedicó parte de su vida al trabajo en CFE y llegó a ser su dirigente. Se hizo de buenas propiedades y a su retiro vivió de sus rentas, como dijeran en mi pueblo. Vivía con una enfermedad muy fea y, como le dije a su hijo César, en el pésame en la iglesia: Ya descansó el buen Papicha. Era un calvario esa enfermedad. Deja un buen legado a su esposa, sus hijos y amigos, a todos los hijos quiso como un buen padre. Cito a Leila Guerreiro: “Todavía me duele la muerte de algunos a quienes nunca di señales de que su muerte iba a dolerme. Los extraño vivos”.
Qué allá donde vas tengas una buena vida. Vale, Papicha, a seguir dándole desde el mas allá. Descansa en paz.
EL VIAJE A MEXICO
Por asuntos urgentes, me fui a México por carretera, hacia unos 5 años que no iba a esa capital peligrosa y devoradora de todo, Montiel de chofer conoce todos los atajos y todos los vericuetos. Nos recomendaron no subiéramos la autopista, no por los asaltos, sino porque había un atasco originado por un accidente, y aquello nos llevó a encender el PGS y trepar la vieja montaña de las cumbres de Maltrata. Bordeé pueblos como Hernán Cortés cuando llegaba a pasar por el que luego le llamaron, para enojo de AMLO, el Paso de Cortés, donde están las antenas repetidoras de Televisa, hay mucho en esa montaña que narrar, lo único malo es que por ese lado no se ve el Pico de Orizaba, ese se ve en gran magnitud desde la autopista por Esperanza. Pero encontramos tranquilo este paso, trepamos las Cumbres donde hay que tomar el lado opuesto, porque los camiones no pueden doblar y entonces el que sube tiene que tomar el otro carril, está bien señalado. Por doquier nos íbamos desviando. Recorrimos Acultzingo, Azumbilla, Cañada Morelos, Cuacnopalan, Tepeaca, parecíamos Juan Rulfo buscando pueblos, ya después giramos hacia el aeropuerto de Puebla, Huejotzingo y San Martin Texmelucan. Caminé más pueblos que los conquistadores: Tecamalucan, Ojo Zarco, Ermita de Guadalupe, allí hice un paréntesis, porque recordé que un día había leído que Manolete, el gran torero español, cuando venía a torear a Orizaba, como era el único camino de México hacia acá, se bajaba en esa Ermita y le rezaba a la Virgen de Guadalupe, como ahora le hacen los decembrinos peregrinos que suben por miles a esa cumbre; Puerto del aire, Azumbilla, Tepeaca, Puebla, Huejotzingo y San Martin Texmelucan, el comunicador y amigo Julián Ramos (Tía Justa), me llamó y me decía que por ahí asaltaban que fuera con cuidado, era cierto pero ahora no me tocó ver huachicoleros ni tampoco patrullas de la Guardia Nacional.
Iba yo mero a pernoctar, como dicen los clásicos, porque en la mañana a las 11 tenía una cita para renovar mi visa americana, que se venció después de 10 años de haberme acompañado por cielo, mar y tierra.
Mañana les cuento más de este viaje.