Ebrard, la gira del adiós
Triques
Por José García Sánchez
La Biblia de los ebradoristas es El Camino por México, sin guardar las proporciones, porque así lo quieren sus apóstoles, encandilados por el culto a la personalidad, el descontento de los aspiracionistas que sólo encuentran frustración montados en su mediocridad, consideran un currículum un texto digno de seguir como si fuera un tratado de política del futuro, tanto así que lleva en nombre de un movimiento vacuo.
Pocos libros son tan aburridos como la vida de un burócrata de medio pelo que aspira a ascender sin contar con los méritos suficientes. El libro de un aspirante a la Presidencia de cualquier país del mundo de izquierda debe tener una sustancia ideológica sólida, por lo menos inteligencia, no anécdotas que sólo lo exaltan.
Cuando se anunció el libro simpatizantes y contrarios esperaban algo más sólido, con más cultura política, con aportaciones al debate progresista. Todos se decepcionaron. Pero mientras tenga algunos a su alrededor, que creen que la nueva religión política en México será el marcelismo.
Las propuestas de este grupo son muy apreciadas a las de los partidos de oposición, empezando por la distribución del presupuesto, u dinero que consideran suyo. Lo cual ya habla de las intenciones de su “rebeldía”. De ahí su afán por acaparar reflectores aunque no tengan mayor proyecto que regresar, a los ex poderosos, sus privilegios.
De ahí que se saquen de la manga proyectos absurdos ante la ausencia de propuestas serias como las de exigir al gobierno de México que Francia regrese los restos de Porfirio Díaz, “un gran soldado de la Patria”, según uno de sus súbditos, llamado Daniel Gutiérrez, un morenista poco menos que mediocre según su despeño. Para estos mediocres manipulados nada importa el penacho de Moctezuma que se encuentra en Viena, ellos suspiran nostálgicos por la desigualdad, donde ellos quieren estar arriba y los demás, los pobres, abajo.
Esa es la teoría política de Ebrard que nunca ha hecho otra cosa que demostrarlo. De eso sí hay pruebas. Si a esto sumamos los reglaos en efectivo que recibió de los proxenetas, los terrenos en Santa Fe de sus familiares que regaló cuando fue jefe de gobierno, su relación con la defensa de Andrés Roemmer, su amistad y contratos con Bernardo Noval, socio de Andrés Roemmer; su estrecha relación con el dueño de TV Azteca con los familiares de su millonaria esposa, la participación de sus cuñados y familiares directos de su esposa en las protestas a favor del INE; los millonarios, fideicomisos inexplicables de la Secretaría de Relaciones Exteriores, etc. de todo esto hay más pruebas que de las trampas electorales en las que se basan para crear un grupo de disidentes dentro de Morena.
Marcelo cree que llegará a conquistar los pueblos donde se presenta teniendo como tribuna los salones de los hoteles de cinco estrellas, cree que las masas se levantarán en su favor.
La gira del adiós de Ebrard no tendrá éxito porque la gente está concentrada en la continuidad de un proyecto social que les beneficia, movimiento del que el ex canciller se separó públicamente concediendo entrevistas a los medios convencionales y sin visitar poblados pequeños, es por ello que simplemente le dan la espalda.
Marcelo y sus seguidores creen, con la ingenuidad que les caracteriza, que en cada lugar donde se presente el ex secretario de Relaciones Exteriores, encenderá los ánimos, indignará las conciencias, levantará al pueblo.
La fuerza de Ebrard y Monreal no está en sus seguidores sino en los medios, que le pagan favores o reciben dinero de los patrocinadores del ex canciller para maximizar algo que sólo es una anécdota y no una pelea de coyuntura como lo quieren hacer creer.
Lo cierto es que basar en un libro de medio pelo un movimiento, sin más ideas que la destrucción de lo que se hace y cuestionar, sus pruebas lo que se afirma. Se trata de una causa sin bases, con seguidores de causas perdidas, resentidos y muy mediocres.