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Ebrard en el limbo

Ebrard en el limbo

Ebrard en el limbo

Marcelo Ebrard y su pequeño grupo de seguidores que amenazaron con revertir el presupuesto, cambiar radicalmente el Poder Legislativo y hacer de México a imagen y semejanza de un modelo político que mostró su decadencia, a juzgar por los seguidores del ex secretario de relaciones Exteriores.

Bastaba ver a los seguidores de Ebrard para advertir el anacronismo de su postura ideológica. Su rebeldía de la nada y su insulsa postura de protagonismo. Del ideólogo del piso parejo no queda nada, hizo de un curriculum un libro muy aburrido que trató hacerlo valer como un catecismo de los rebeldes sin causa, algunos nostálgicos lo adoptan aún como un ideario de lo que pudo haber sido y no fue.

A sus acompañantes les persiguió la misma suerte hasta exterminarlos. Ebrard engañó a sus propios seguidores. Les hizo creer que con sus berrinches el pueblo se levantaría para tomar las calles, nadie volteó a ver a alguien que no tenía, desde el principio, las simpatías de los mexicanos.

Quien quiso ser presidente de México ahora comprueba que las encuestas no le favorecían, estaba en segundo lugar, ahora sólo pudo colocar a su íntimo amigo para concursar por la alcaldía Álvaro Obregón, quien carece de carisma y pareciera un burócrata con poca voluntad política, Javier López Cazarín.

Esta fue la única posición que pudo alcanzar su ego, quien puede perder, precisamente por su falta de arraigo con la población. Ni siquiera es conocido en esa circunscripción y poco puede aportar competirá contra Lía Limón quien intenta reelegirse. Ni a cuál irle.

La mediocridad de quienes siguieron a Marcelo Ebrard dentro del Poder Legislativo se advierten con pocas expectativas. Le apostaron todo a una fantasía sin tener en cuenta la realidad que debió haberles apabullado, pero siguieron con su acostumbrado culto a la personalidad.

Convencidos de su propia mentira los seguidores de Ebrard se suicidaron políticamente. A pesar de sus trayectorias, son identificados no sólo como seguidores del ex secretario sino como traidores. No existían indicios de que alguna de las encuestas lo favoreciera y ellos lo sabían, pero creyeron remontar los resultados a golpe de insistencia mediática.

Ahora esos seguidores tendrán que estar dentro de la nómina de Álvaro Obregón, para justificar su desvarío, de otra manera el olvido y la marginación les espera.

Como la nómina de las alcaldías es muy reducida ya tomaron camino hacia el PAN su “hermano” Manuel Mondragón y Kalb, quien decía que no quería ningún cargo y sólo quería apoyar a Ebrard, ahora quiere cargarle el portafolios a Santiago Taboada, implicado hasta el cuello, en el cártel inmobiliario.

Mudanza que el propio Ebrard calificó de “un error sumarse al pasado”. O anacrónico de una persona tan represiva y autoritaria como Mondragón debió advertirse desde el inicio de las pláticas que dictaba como único orador y exaltando la personalidad de Ebrard, como si su pasado no existiera. Si alguno de los marginados de las candidaturas de Morena quisiera ir al PAN, ya tiene la condenada de Ebrard de antemano, porque sigue influyendo en sus vidas a pesar de todo.

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Mondragón y Kalb también exhibió compadrazgo con Juan Francisco Healy Ortiz, dueño de El universal y quien tuviera 83 guardaespaldas de la entonces PGR, que pagábamos todos los mexicanos para resguardar su integridad física.

Atrás quedaron la prepotencia y el histrionismo improvisado de sus plañideras, los alardes de poder de sus compinches y las falsas demostraciones de fuerza en entrevistas a modo.

Ebrard y su grupo finalmente se reflejaron en el espejo de la realidad; ahora, ni van a crear un partido, ni serán un contrapeso legislativo, ni siquiera conforman un grupo político sólido, dentro o fuera de Morena, para tomarse en cuenta. Se quedaron con su noción de realidad que siempre debieron conocer, en el limbo político que les corresponde y sin guía ni líder que pueda ayudarlos del ostracismo.

Ahora Ebrard es simplemente el maniquí que Morena carga en los actos en los que muestra unidad.


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