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DESMANTELAR LA ECONOMÍA CRIMINAL

DESMANTELAR LA ECONOMÍA CRIMINAL

Las acciones que el Gobierno mexicano denomina guerra contra el narco no han tenido éxito en el pasado, ni lo tendrán en el futuro, al igual que en los Esta dos Unidos de América. Son cuatro las principales razones que explican este fracaso:

1. las extraordinarias utilidades que produce la economía criminal que está controlada en último término desde los Estados Unidos en sus fases de consumo, trasiego y lavado de dinero, lo que seguirá generando necesariamente su oferta, tanto en Estados Unidos como en México y otras partes del mundo;

2. el poder corruptor universal sobre la sociedad y las instituciones públicas que tienen las utilidades extraordinarias de la economía criminal, en la generación y legitimación de sus utilidades legítimas, que conlleva una violencia intrínseca para la resolución de disputas por negocios y mercados;

3. la necesidad de legitimación política del Gobierno Federal, que ha acudido al uso de las fuerzas armadas en tareas que no están autorizadas por la Constitución, para responder con tácticas militares a un problema que no puede ser resuelto por las mismas, y que requiere una estrategia integral dirigida a eliminar el origen de esta actividad criminal, y

4. el interés geopolítico estadounidense de promover el establecimiento de un estado policiaco en México, subordina do militarmente a los Estados Unidos, ante el evidente fracaso del neoliberalismo dependiente, con el propósito de mantener y profundizar la dependencia económica, comercial, alimentaria, energética, mediática Como industrial y política del país, a los intereses estadounidenses.

El papel funcional de la economía criminal para la subordinación de México a los Estados Unidos, se dirige hacia el eventual control de las fuerzas armadas, el sistema judicial y las policías mexicanas.

La guerra contra el narco sólo ha producido miles de víctimas

Después de las amenazas sísmicas contra el territorio se encuentran las organizaciones delictivas más antiguas y consolidadas del Continente americano. Las cantidades exportables de marihuana, metanfetaminas, cocaína y heroína son para el anecdotario de Ripley.

Se trata de un negocio que cuenta con expertos operadores, laboratorios, barcos, submarinos, aviones y helicópteros, además de armas para uso exclusivo del Ejército, sistemas de lavado de dinero, tráfico y conspiración con alianzas gubernamentales que rebasan cualquier concepto de previsión o de éxito siquiera parcial.

La batalla de quien siquiera lo mencione está condenada al fracaso de antemano, pues las bandas y los capos del trasiego de enervantes han sido consentidas desde que el gobierno del gabacho se interesó en el Triángulo Dorado de Chihuahua, Durango y Sinaloa para producir los opiáceos que funcionaran como analgésicos de sus muchos heridos de guerra.

La estrategia estadounidense se inicia con la acusación de los países de producción y trasiego, de ser los principales responsables de un problema cuyo origen se sitúa en los Estados Unidos; se procede a utilizar el pretexto de la debilidad de las fuerzas armadas y de seguridad para eliminar al narcotráfico, para justificar el involucramiento de las instituciones estadounidenses de seguridad y de combate al narco en el territorio nacional; lo que se relaciona con la política del país de militarizar las instituciones responsables de contener al crimen organizado; para ter minar en la última fase de este proceso con la sesión total de la soberanía de México (ejército y cuerpos policiacos) coma a los Estados Unidos, a través de la instalación de bases y operaciones militares estadounidenses en nuestro territorio.

Super el deterioro social y la violencia creciente del crimen organizado requiere reconocer y actuar sobre las raíces de este grave problema dentro y fuera de nuestro país. Es indispensable reconocer la naturaleza económica, política y geopolítica de la economía criminal, como condición para su eventual erradicación. Mantener la actual estrategia equivale a prolongar y aumentar la violencia y vulnerar la soberanía nacional.

1. La naturaleza económica del sistema criminal de producción consumo de estupefacientes, sus utilidades extraordinarias y control estadounidense

1. Es indispensable reconocer la raíz cultural y la naturaleza económica de esta actividad criminal, como condición para su eventual erradicación.

El origen del consumo de drogas tiene como base cultural la búsqueda de Estados alterados de conciencia, en el marco de condiciones subjetivas, valores y formas de vida, que van de la alienación social, al hedonismo y evasión.

En los Estados Unidos se ha observado Durante los últimos 50 años, una persistente demanda por parte de la sociedad, para alcanzar nuevas sensaciones, modificar estado sensoriales y de percepción comas sofocar aumentar sentimientos, mediante el consumo de diversos estupefacientes.

 

“… La demanda estadounidense ha permanecido estable los últimos 50 años, variando solo en su composición: más marihuana en los 60 y 70; más cocaína (y crack) a partir de 1985 y hasta finales de siglo; más metanfetaminas desde entonces y hasta hace poco, cuando su consumo empezó a desplomarse”.

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El origen de estás necesidades subjetivas ha sido objeto de numerosas investigaciones filosóficas con la sociológicas y psicológicas. En las sociedades estadounidense y en otras partes del mundo se observan diversas motivaciones entre los jóvenes, ejecutivos y trabajadores, de todas las clases sociales, que por motivos distintos buscan satisfacer necesidades psico lógicas mediante el uso de las drogas. Se ha señalado también la tolerancia o incluso la promoción del uso de las drogas para el ejército estadounidense, como un medio para desvincular a los individuos de las implicaciones humanas de las acciones de guerra, o bien para mitigar las penas físicas o psicológicas que genera. El consumo creciente de estupefacientes en los Estados Unidos y otros países, es un fenómeno social relacionado con valores culturales vinculados a una cultura individualista como materialista y individualista, que propicia una cultura de violencia, enajenación y deshumanización, que algunos consideran expresiones de decadencia social.

Los estupefacientes aumentan la intensidad de las contradicciones culturales del capitalismo, como las analizó Daniel Bell hace tres décadas, tanto en la esfera de la producción como en la que se exige un trabajo en condiciones cada vez más competitivas y exigentes, como por el otro lado también en la esfera del consumo, en la que se promueve el hedonismo individualista, la evasión y el ocio.

1. La actividad económica criminal por la que se satisface dicha demanda de estupefacientes debe ser considerada un sistema, porque integra un conjunto de elementos que funcionan de manera interrelacionada, lo que permite su permanencia y reproducción ampliada.

La demanda de drogas por parte de diversos sectores de la sociedad genera su oferta, lo que constituye en el origen de un sistema económico de alcance mundial que requiere de capitales para hacer las inversiones originarias, la canalización de estos capitales hacia la producción de drogas, la obtención de insumos requeridos por los procesos productivos en el mercado mundial donde estén disponibles, la manufactura de las diversas drogas, sus transportes y otros países donde van a ser consumidas, el almacenamiento en grandes volúmenes a los centros de consumo, o distribución a las áreas geográficas donde se ubican los consumidores, la venta al menudeo de las mismas, la recuperación del dinero, el transporte del mismo hacia los inversionistas originarios y por último la transformación de las utilidades ilegítimas en capitales e inversiones legítimas.

La economía criminal tiene un carácter internacional impulsado por los altos precios que los consumidores están dispuestos a pagar, especialmente los Estados Unidos, que es el mayor consumidor del planeta.

Pretender aislar el fenómeno buscar eliminar desde la espera de superación, sin desmontar la integridad de su proceso de valorización económica, es una estrategia intrínsecamente insuficiente y destinada al fracaso, como se ha demostrado en el caso de México.

*Mouris Salloum George
.Director general del Club de Periodistas de México, A.C.

Periodista, escritor y analista, con una extensa trayectoria en el periodismo en México.


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