De marea rosa a CNTE Azul


Ahora la derecha alquila movimientos sociales luego de advertir que la clase media con tenis nuevos y sombreros de marca, nunca hicieron mella en el gobierno ni contagiaron de inconformidad a la población.
No es gratuito el nombre de CNTE Azul, a la parte disidente de la CNTE, porque es el color que identifica al PAN. La permanente tentación por desgastar al actual gobierno por una derecha con cada día menos simpatías populares.
En varias ocasiones las expresiones de inconformidad de la CNTE Azul se manifiestan una vez que habían acordado lo solicitado. La primera vez fue cuando se retiró un artículo que querían bajar de la mesa los profesores, fue retirado y de todas maneras, al día siguiente, cerraron el acceso al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Luego fue la petición de diálogo, a pesar del anuncio público de que estaba abierta la mesa de negociaciones, y finalmente la petición de que la Presidenta platicara con ellos, luego de dos veces que faltaron a la cita, se acordó una tercera oportunidad, pero antes del día señalado, la conducta agresiva de los manifestantes contra comunicadores la mañana del miércoles 21 de mayo, a las puertas de Palacio Nacional, forzó a Claudia Sheinbaum dejar en manos de los secretarios de Gobernación y Educación las negociaciones con los disidentes. A esa cita tampoco asistieron los supuestos maestros.
Ante la repentina y patológica demostración de furia de los profesores, ocasionó la ausencia de la Presidenta se tomó también por seguridad. Las marchas de la CNTE Azul no son pacíficas sino todo lo contrario y tienden a radicalizarse.
A pesar de estar abierto el diálogo cerraron las terminales aéreas de la Ciudad de México uno y dos, tratando de que los visitantes extranjeros llevaran el mensaje de su problema artificial a sus países de origen.
La derecha mexicana crea una nueva ruta al extranjero para exportar las quejas e informar a sus correligionarios y Mecenas sobre el gobierno de la 4T; en esta etapa utilizan a los turistas, como burreros del trasiego de lamentaciones, principalmente estadounidenses, para exhibir lo que llaman violación a sus derechos. La toma de las terminales aéreas fue violenta, esperando una reacción represiva, querían imágenes de la Guardia Nacional que viajaran en los celulares de los visitantes hasta los medios extranjeros.
Claudio X. González y amigos que le acompañan como ahora se incorpora al mecenazgo para sabotear las elecciones, Ricardo Salinas Pliego, se dieron cuenta de que la clase media acomodada no mueve conciencias, la marea rosa fue un fracaso; sin embargo, las masas de profesores, tradicionalmente pobres, podían poner en jaque a las autoridades que arremetían contra ellos, según cálculos de los politólogos conservadores, porque lo que buscan, desde el principio de la manifestación de inconformidad es provocar la represión.
Un apéndice de la marea rosa trató de mostrar fuerza el domingo 1 de junio, y lo único que demostró fue fragilidad, confirmó, ante propios y extraños, que son minoría. La escuálida marcha de los que rechazaban la votación con intención de invalidarla fueron desairados; sin embargo, las casillas estuvieron llenas de gente, incluso antes de que abrieran, aunque los medios convencionales digan lo contrario.
Las clases medias de la marea rosa sin personalidad, sin rostro deambulando como zombis en las calles no entusiasmaban a nadie, a pesar la violencia que les caracteriza y que no desperdiciaron mostrar el domingo 1 de junio contra todo aquel que les parecía un enemigo a muerte.
Un perfil aburrido no sirve de nada a la hora convencer a la población y menos aún para convertirse en la punta de lanza de una lucha social. Sólo los medios nacionales, dispuestos siempre a publicar todo lo que se enfrente al gobierno progresista, concedieron espacios y razón a esas marchas que mostraron su agotamiento muy pronto.
Sabotear las elecciones del Poder Judicial y su fallido resultado, no es un fin en sí mismo sino parte de un proyecto mayor.