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Dante con López Dóriga

Dante con López Dóriga

Dante con López Dóriga
ACERTIJOS por Gilberto Haaz Diez

Mientras la Xóchitlmanía crece como la espuma, y el presidente se empeña en derrumbarla y, cada que le mete un llegue, la eleva un poco más, ayer Dante peripló por los canales de televisión y radio. Llegó con Joaquín López Dóriga y dio sus razones del porqué no va con el PRI ni con el Tritánic. Esgrime sus argumentos como boxeador de peso pesado. Ya riñó con Enrique Alfaro y ese hombre se le fue de la buchaca. Hay un rumor creciendo que algunos quieren darle un golpe de estado, porque el partido MC es de todos Y Dante a ratos se siente el Djokovich del tenis, es decir, el invencible. Sabe, como animal político en el sentido aristotélico de la palabra, que con sus candidatos no gana, ni con Luis Donaldo Colosio, al que hay que madurarlo, ni con el chamaco mamila, Samuel García, gobernador de Nuevo León, No tiene más, Patricia Mercado tampoco le gana a Xóchitl. Dante quizá deshoje la margarita en espera de Marcelo Ebrard, cuando le avisen que siempre no va por Morena, entonces sí. Mientras, como distractor dice que él iría como candidato, cosa que pocos le creímos. El único que anda enliado es Dante. No define, cuando todos los demás partidos ya tomaron sus trincheras, las cavaron y se pintaron la cara de guerra y alistaron sus arcos y flechas. Dante no, sigue en las cabinas de radio.

HABLANDO DE PORFIRIO

El exgobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velasco, escribió una nota réquiem a su amigo, Porfirio Muñoz Ledo, publicada en El Universal, aquí unos extractos.

“La historia del México contemporáneo no podrá estar completa sin un estudio acucioso de las aportaciones políticas de Porfirio Muñoz Ledo. Conocí a Porfirio en la preparatoria del Centro Universitario México. Nos educaron los hermanos maristas con una visión de grandeza nacional y un serio compromiso social. Ahí destacó ganando premios de oratoria y por su instintiva curiosidad de lecturas que incansablemente buscaba y sorprendentemente recordaba. Además de la oratoria fue campeón de boxeo y ganó un campeonato de mambo.

Llegamos a la UNAM, a la Facultad de Derecho, donde la crítica política tuvo para Porfirio como premisa acotar el poder presidencial omnipotente que sometía el ejercicio de los otros poderes y la soberanía de los estados. También coincidimos en el Senado de la República, él como presidente del Partido de la Revolución Democrática y yo como senador por Veracruz del PRI. Sus debates en tribuna fueron quizá la más grande participación de un legislador que registra el diario de debates.

La historia de Porfirio tiene millones de anécdotas, una de ellas fue cuando en tribuna decía que el periódico Le Monde reconocía que México estaba al borde del precipicio. Mandé pedir la impresión del periódico, pues tenía yo la primera y la única cuenta de internet que había entonces en todo el Poder Legislativo mexicano, Porfirio se sorprendió cuando desde tribuna vio que tenía la primera plana de Le Monde, y al término de la sesión entró como locomotora en mi oficina preguntando por qué tenía yo ese periódico si él mandaba a una persona diario a la puerta del avión que llegaba de París para ser el primero que recibiera todos los periódicos de Europa; descubrió internet y se maravilló con su contenido y siguió fustigando en tribuna el presidencialismo.

Fue muy valiosa su participación en la creación del Instituto Federal Electoral, pero quizá menos conocida fue su vocación federalista. Juntos impulsamos el Acuerdo de Gobernadores del Golfo de México, con el cual desde Florida hasta Quintana Roo los gobernadores de ambos lados de la frontera, apoyados con Kika de la Garza, integramos un nuevo escenario de la relación entre ambos países. Porfirio apoyó mucho el surgimiento de la Conferencia Nacional de Gobernadores, y venciendo la resistencia del gobierno de Fox, los gobernadores del Partido Acción Nacional se integraron a la Conago. El legado de Porfirio es la muestra de un mexicano que dentro y fuera del poder o de tener o no un cargo público demostró que se puede apoyar el país, se pueden mejorar sus instituciones, se puede fortalecer su democracia, pero sobre todo se puede creer y tenerle fe a México desde una mente comprometida con sus ideas, con sus valores y con su país. Mucho faltará Porfirio en los años por venir, mucho debemos aprender de él, es obligado.

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