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City Energy impone su ley

City Energy impone su ley

Hay una empresa que quiere abrir sus puertas a pesar de no contar con los permisos correspondientes en Coyoacán. Para lograr superar la inconformidad manifiesta de los vecinos utiliza la amenaza con grupos de choque y la presencia agresiva de policías de la alcaldía, que encabeza el panista Giovanni Gutiérrez, conocido por una larga lista de corruptelas.
La empresa City Energy de recarga de coches eléctricos argumenta que carece de permisos para abrir su expendio porque es un nuevo giro en el país y no hay reglamentación al respecto. Por lo que mientras no haya ley que regularice su funcionamiento deben instalarse en Coyoacán a sangre y fuego.
Hace todavía algunos años las calles eran tomadas para protestar por la justicia por causas justas.
Ahora son los empresarios quien amenazan a los vecinos que están contra su expendio de energía para automóviles, con grupos de choque, mantas, carteles, cierres de calles y hasta la policía que le presta el alcalde Giovanni Gutiérrez para proteger su expendio y amedrentar a los colonos y convencerlos, por las buenas o por las malas, de que acepten la apertura de su negocio.
Ahora, son los empresarios que quieren a fuerza colocar las empresas de su propiedad donde está prohibido y para eso cerraron por varias horas avenidas tan importantes de la capital del país como Tlalpan, División del Norte, Candelaria y Circunvalación, Churubusco y Canarias, en Coyoacán, de acuerdo con su amigo el panista Giovanni Gutiérrez, quien le proporciona uniformados al propietario de la empresa para cuidar sus intereses.
El empresario cierra las calles para abrir su empresa ubicada en la calle de Circunvalación No. 37, contra la voluntad de los vecinos, quienes saben que no cuenta con ningún permiso, porque en ese lugar no puede haber más que estacionamientos.
Cuando se considera que para poner un negocio sólo basta con cumplir con los permisos necesarios para abrir, se vive en la era de las cavernas del comercio.
Los permisos pueden conseguirse, a veces con dinero de por medio, lo cual sucede por lo menos con la mitad de los establecimientos en la Ciudad México.
Algo que es superior a la autorización de permisos es la opinión de los vecinos, quienes tienen la última palabra sobre la apertura de negocios.
Ante está justa lógica ninguna empresa puede exigir apertura ante la inconformidad generalizada de los vecinos, como sucede con City Energy, empresa que se instaló a fuerza en la Colonia Atlántida, en la alcaldía Coyoacán, con la protección del alcalde panista, quien se ha encargado de amedrentar a los colonos con uniformados enviados para desactivar protestas.
La empresa City Energy se dedica a la carga de electricidad de vehículos, instalada en una zona donde sólo pueden abrirse casetas de vigilancia o estacionamientos. De hecho, un restaurante llamado Los Tres Caballos, concesiona su estacionamiento que estaba en funciones diariamente, , con el que debe contar por ley, a esta empresa donde instaló 20 máquinas de recarga, contaminando con ruido y emisiones nocivas.
En menos de 100 metros hay tres escuelas, por lo que ese tipo de negocios no debe ocupar esa zona habitacional.
La imposición de su operación llega a violentar a los vecinos, a grado de intimidarlos con la policía, grupos de choque y empleados a los que colocó el propietario, el lunes 11 de agosto para cerrar calles y avenidas, todo para que abra las puertas una empresa ilegal.
El cierre de calles no sólo contaba con la anuencia de la alcaldía sino con la protección de sus policías a los empleados de City Energy, que llevaron hasta a sus hijos menores de edad para repartir volantes donde decía: “Exigimos la reapertura del centro de carga City Energy Coyoacán”.
Para fortalecer las filas de los agresores alquilaron gente, llamaron a los empleados de sus proveedores y pagaron para que pareciera un grupo de ciudadanos que desean fervientemente la instalación de un lugar ruidoso y peligroso.
La empresa es de un tal Humberto Saucedo Berrocal, quien maneja los hilos de la intimidación a los vecinos hasta el extremo de exponer fotografías de vecinas inofensivas que en algún momento sacaron fotos del lugar y protestaron ante los empleados por el ruido, donde las califican de extorsionadoras y agresores de los empleados, cuando son ellos los prepotentes y agresivos, colocando mantas en las paredes de los alrededores acusando a vecinas que en ningún momento les reclamaron nada, porque quienes dan la cara son los trabajadores, que reciben órdenes y las obedecen por viles que sean las instrucciones, para poder conservar su trabajo.
En una de las muchas ocasiones que colocó los sellos PAOT, Procuraduría Ambiental, los encargados llegaron a pedir que los dejaran entrar, por lo menos a hacer la inauguración, con fuegos artificiales y música a muy alto volumen.
El atentado contra los vecinos fue un amedrentamiento fuera de toda legalidad, indigno y prepotente, propio de golpeadores.
Al día siguiente de lo que pudo ser un zafarrancho, se colocó en ese mismo lugar, una carpa de afiliación del PAN, sin que se parara nadie a unirse a un partido en agonía y que seguramente es el endeble apoyo de este remedo de mpresario.
Los vecinos pueden echar abajo cualquier permiso, que en este caso no existen, pero el hambre, la voracidad y la vocación por la ilegalidad de algunos empresarios, que en realidad son delincuentes, muestra que son capaces de todo, y así lo hicieron contra mujeres principalmente.


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