Anatomía de un bicampeonato

Para conseguir su bicampeonato los Diablos Rojos utilizaron la friolera de 60 jugadores, 38 de ellos extranjeros, casi el doble de los permitidos. Barrieron a Leones de Yucatán, Pericos de Puebla y Charros de Jalisco. Solamente perdieron un par de juegos contra los Piratas de Campeche en la final sureña.
La partida de Trevor Bauer y Erik Leal dejó un hueco en el pitcheo abridor que fue imposible de llenar.
Se trajo a Zach Grotz, el líder en carreras limpias de Monclova, se convirtió en abridor a Justin Courtney, y se decidió dar oportunidad al mexicano José Luis Bravo.
Pero al ver que no funcionaban, se optó por traer pitchers lesionados o retirados como Wilmer Font o Deolis Guerra, que casi nunca completaban sus cinco entradas. Hasta parecía que les pagaban por victorias y el manager Lorenzo Bundy no les permitía ganar.
Se recurrió finalmente a cartas ya conocidas como Brooks Hall y Ricardo Pinto, que funcionaron al final.
En cambio se reforzó el bullpen con Trevor Clifton y Stephen Nogosek, los dos mejores cerradores del invierno, pero que no hicieron el trabajo. Descubrieron entonces que tenían en casa la solución colocando como cerrador al japonés Tomohiro Hanraku, quien había sido el líder en holds la temporada pasada, y que en esta lo fue en rescates.
Se le apoyó con Jean Carlos Mejía, apodado el lanzallamas dominicano y otros lanzadores como Nick Vespi y Jimmy Yacabonis.
En el campo resintieron la partida de Franklin Barreto en el jardín central y la del receptor Patrick Maizeka,
Tras la efímera participación de Carlos Tocci, los pingos habían encontrado la solución con Luis Liberato. Otro tanto ocurrió con la receptoria de Francisco Mejía, en un momento el lídr productor dle equipo.
Pero para su desgracia ambos emigraron a Oriente con mejores sueldos y entonces la directiva se movilizó para traer a Allen Córdoba de los Charros y a Carlos Pérez de los Rieleros, convirtiéndose en piezas fundamentales para el bicampeonato.
Carlos Sepúlveda se convirtió en una realidad, convirtiéndose en el campeón de bateo con .395, aunque resultaba extraño que lo pusieran de octavo o noveno en el orden al bat.
Robisno Cano volvió a tener una campaña excepcional con .372 y fue el líder de impulsadas del equipo con 86.
Julián Ornelas fue el homerunero del equipo con 19, seguido por Arístides Aquino con 15.
En su tenmporada de retiro Yaphet Amador apenas y participó en 27 juegos bateando .281 con cuatro homerunes, dándole preferencia Bundy a José Marmolejos, que fue elegido el jugador más valioso de la serie final..
Quedaron relegados a la banca jugadores cumplidores como Moisés Gutiérrez y Ramón Flores.
Al final Bundy se decidió por Río Ruiz para la tercera base sobre José Rondón que había sido titular todo el año, caso parecido al de José Pirela sobre Arístides Aquino, además de que colocó de primer bat a Sepúlveda.
Pese a su terquedad, ninguno de los escarlatas lo cuestionará pues les dio el bicampeonato.