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AMLO, ya váyase al diablo

AMLO, ya váyase al diablo

AMLO, ya váyase al diablo

Señor Andrés Manuel López Obrador, aún Presidente por unas horas más. Le escribo simplemente para señalarle que usted ya se va a “La Chingada”, pero yo seguiré siendo periodista, y de los más activos que hay en este país, y seguiré haciendo mi trabajo con todo el ahínco de un periodista al que muchos no les gusta lo que escribo como usted lo sabe, y le quiero decir que no le guardo rencor.

Usted atentó contra mi libertad de expresión a pesar de estar protegido en mi derecho Constitucional de manifestar mis opiniones acerca de su mandato presidencial, y además contra mucho más de mis compañeros periodistas, pero no le guardo rencor, créame, pero si algo puedo decir de usted, es que es el peor de los estúpidos, al pensar que saliendo de los medios de comunicación donde muchos trabajábamos haciendo periodismo, podría silenciarnos.

No aún Señor Presidente, porque si de algo puede tener la seguridad es de que nunca podrá acallar las voces críticas como la de este periodista, y puede tener la seguridad de que muchos de nosotros, esos que usted pretendió silenciar, seguiremos haciendo nuestro trabajo con el mismo ahínco que nos ha permitido la vida, y que el atentado a la libertad de expresión de muchos de nosotros padecimos por su infinita mendicidad, la hemos dejado de lado.

Pero si de algo puede usted tener la seguridad, es que tenemos muchos años por delante para escudriñar su sexenio y emitir opiniones acerca de su mendicidad personal, de lo que sus hijos han robado, porque son iguales a su padre, y de los delitos que usted y sus hijos han cometido, y eso lo registraremos en la historia de su gestión al frente de este aún maravilloso país. No le deseo mal, pero la vida le cobrará muy caro los desplantes totalitarios que constantemente provocó.

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Insisto, no le deseo ningún mal, pero ahí estarán los elementos de su gestión para que sea la historia quien lo juzgue, y el juicio severo de quienes padecimos su inquina y sus apetitos dictatoriales cuando decidió que abandonáramos los medios de comunicación donde durante muchos años hicimos nuestro trabajo cotidiano, con el profesionalismo con el que lo hemos hecho durante más de cuarenta años, como es mi caso.

Usted puede irse a La Chingada, pero aparte de ese lugar ojalá la vida lo mande al Diablo, y aunque no le deseo mal, le quiero decir que ya estamos preparando los elementos necesarios para que el juicio de la historia sea bastante crudo, como tiene que ser con uno de los hombres más infames que haya llegado al ejercicio del poder en este país. No se preocupe por lo que haya hecho usted, preocúpese por lo que hicieron sus hijitos, porque bien dicen que el hilo se rompe por lo más delgado. Ese será el quiebre de este sexenio. Al tiempo.


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