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Alito pugilista

Alito pugilista

La agresión contra Gerardo Noroña fue planificada, empezó en las oficinas del PRI en el Senado y terminó en la entrevista violenta de Pepe Cárdenas.
La estrategia era cercarlo para provocar que Noroña soltara un golpe, de ahí acabarlo a patadas entre Carlos Eduardo González Mancilla, Rubén Moreira, Erubiel Alfonso Alonso, y el propio Alito, quienes lo rodeaban, impidiendo cualquier escapatoria.
Los priistas pronosticaron mal la reacción de Noroña, lo que desesperó a Alito convirtiéndolo en un extraño espécimen. Arrinconado en su pasado y señalado por sus excesos, en riesgo estar en cautiverio.
Llama la atención la sumisión de quienes rodean al dirigente del PRI, desde la hija de terratenientes hidalguenses, Carolina Viganggio, hasta el narcogobernador de Coahuila, Rubén Moreira. Un grupo de no más de 20 personas que conforman el PRI realmente. Los demás son comparsa senil. De hecho, el cambio contra Alito, surge de ese mismo grupo selecto.
Antecedieron a la agresión una serie de provocaciones protagonizadas por la panista Lilly Téllez hasta Ricardo Anaya. El día del cierre del periodo extraordinario era la fecha límite que tenía el PRIAN para acabar, no sólo políticamente, con Gerardo Noroña sino físicamente. Un ensayo general de un golpe de Estado desde la “legalidad” del Poder Legislativo.
Lo querían, por lo menos, inválido de por vida o inhabilitado para seguir su vida política. No pudieron vencerlo él en un año.
No sólo había venganza en la agresión sino evitar males mayores para una bancada bipartita que, con Noroña, terminaba por plegarse al Órgano interno del Senado, quien interpretaba con mucha exactitud las normas del recinto.
Al mismo tiempo, esta discapacidad le impediría concursar por la Presidencia de la República, por lo menos como precandidato, que, al no ser seleccionado, tendría un cargo que podría hacerles mucho daño a los prianistas, suponiendo que todavía tuvieran registro estos dos partidos en decadencia.
evidencias que se trató de una orquestada agresión que pudo ser más extensa e implicar a otros que estaban avisados del incidente antes de que sucediera. La manera poco profesional, por decir lo menos, de Pepe Cárdenas de entrevistar a Noroña lo hace evidente.
Este plan macabro tiene tantas interpretaciones como aristas y malas intenciones dentro de las cuales no se descarta el golpe de Estado blando, en el que se derroque a la 4T y suba Alito como presidente de facto. Cargo que pelearía con Ricardo Salinas, ambos con cuentas pendientes con la justicia, quienes acostumbrados a violar leyes, se apuntan a ocupar esa responsabilidad. Sabe que nadie votaría por ellos, pero tienen buena parte de la derecha golpista de su lado.
Sucede como Alessandra Rojo, que para poder hacerse famosa y declarar con precisión su postura fascista debió arrancar dos estatuas que eran parte del escenario urbano y que a nadie hacían daño. Ahora encabeza una famélica marcha con la intención de ascender en su carrera política que está concluida desde ahora.
Rojo de la Vega no resiste ni un examen de ortografía, es impuesta por atributos muy lejanos ala inteligencia y su perfil apenas le alcanza para hacer montajes con peritos que según ella estaba a punto de aho¿garse cuando en realidad del perrito estaba seco.
Esas son las obras políticas de Alito de mayor trascendencia, porque en términos reales ha destruido al PRI y fortalecido al partido en el poder con sus exaltados discursos que sólo lo colocan en el terreno de la demagogia.
De Alito sólo quedará un muñequito de plástico donde tendrá diferentes disfraces, desde Alito piloto de carreras hasta Alito pugilista, Alito enamorado, pasando por Alito prisionero, Alito cineasta y Alito el impoluto. Toda una caricatura digna de juegos pueriles, hostiles e ilegales.


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