AHÍ TE DEJO MADRID

Por Gilberto Haaz
abril 11, 2025

Dicen que no se sienten las despedidas. Camelot.
Llegó el día de partir a casa. Después de un periplo de 21 días por estas tierras, entre la comunidad de Madrid y la Cantabria, con sus bellos pueblos, como Santander, que es una gran ciudad y día a día se ve más bella, más limpia, con mayor actividad turística, aunque estos días no son de turismo. Viene la Semana Santa y las procesiones y toda España es un ritual para recordar al Nazareno, en cualquier pueblo hay sus paseos y sus procesiones, en Sevilla aquello es grande, nada hay como Semana Santa en Sevilla, el poeta decía del Patrón: ¿Cómo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados? ¿Cómo mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas de heridas? Muchos de estos pueblos españoles, son Patrimonio Cultural de la Humanidad, y los capitalinos madrileños huyen a los rituales católicos y en busca de las playas, aunque ahora hay vientos fuertes en toda España y en Madrid, aunque aquí no hay mar, las rachas de viento llegan a sentirse fuertes,
ME VOY COMO LLEGUE
Me voy cómo llegue, siempre se aprende algo nuevo, bien lo decía Marco Polo, que ese si viajaba a lo bestia, y vio templos tallados en piedra, que se alzaban majestuosos en la jungla. Yo no, yo vi las grandes avenidas y las grandes costumbres de los pueblos milenarios, como Santillana del Mar, la ciudad de las tres mentiras: porque ni es santa, ni llana ni tiene mar, sin embargo, es extraordinaria, el otro, San Vicente de la Barquera, uno puede llegar allí como lama tibetano y ponerse a meditar o meterse con un libro y transportarse a otro mundo. Haciendo la señal de nuestros enemigos líbranos, Señor. Pueblos del Medioevo, donde hay algunos puentes romanos, de aquellos en tiempos de Napoleón, que todo conquistaba, dejaba obras que han sido centenarias o milenarias. Parto en el vuelo muy temprano, a esas once horas para llegar a México. Qué Dios nos lleve con buenos vientos y lleguemos con bien. Narré lo que pude, algunas otras anécdotas las llevo en mi coco, para un tiempo corto después, recordarlas. Por ahora a oler ese mar de Veracruz y admirar el famoso Pico de Orizaba. Conté lo que pude, mis ojos vieron de todo, por parafrasear a Ricardo Garibay: “Lo que ve el que vive”. Eso vi y eso viví, lo ya escrito en mis columnas de 21 días, que fui contando paso a paso, nada de lo que dijo Marco Polo alguna Vez: “ Y eso que no les conté ni la mitad de lo que vi”.
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