Conmemoran 500 años de la primera Semana Santa en México con representación teatral en el Zócalo capitalino


Por primera vez, la Compañía de Teatro Fénix NovoHispano presentó su tradicional puesta en escena en el corazón de la Ciudad de México
Con un mensaje profundamente humano y espiritual, la Compañía de Teatro Fénix NovoHispano conmemoró 500 años de la primera Semana Santa celebrada en el continente americano, mediante una representación teatral presentada por primera vez en el Zócalo capitalino.
Francisco Hernández, director general de la compañía, destacó la relevancia histórica del evento: “En 1524, apenas tres años después de la caída de Tenochtitlan, los franciscanos, junto con Hernán Cortés, celebraron por primera vez la Semana Santa en la Iglesia Mayor —que aún no era catedral, pues no había arzobispo—. Esta tradición teatral ha cumplido medio milenio y forma parte del patrimonio cultural de nuestra ciudad”.
Durante la conmemoración, se hizo un reconocimiento especial a Luis de León y Jiménez, actor que lleva 25 años interpretando personajes en esta representación. “Le agradecemos profundamente por mantener viva esta tradición, que no solo tiene un valor artístico, sino espiritual y social”, expresó Hernández.
La puesta en escena de este año contó con una propuesta renovada bajo la dirección escénica de la maestra Norma Duarte, quien interpretó a la Virgen María. Su visión dio un nuevo matiz a la obra, haciéndola más cercana y emotiva para las nuevas generaciones. “Hoy, más que nunca, necesitamos recordar el mensaje que no termina en la cruz, sino que sigue vigente dos mil años después”, afirmó Duarte.
Conmemoran 500 años de la primera Semana Santa en México con representación teatral en el Zócalo capitalino
La presentación no solo fue significativa por su mensaje, sino también por el lugar en que se realizó. “Actuar en el Zócalo es entender la historia que nos precede, desde la época mesoamericana hasta nuestros días. Este espacio es símbolo de resistencia, fe y transformación”, comentó uno de los actores.
Pese a que la afluencia de público no fue tan grande como en años anteriores, la compañía reconoció el valor de cada asistente, especialmente el interés de las nuevas generaciones. “Muchos niños se involucraron con los personajes, vivieron la historia, se emocionaron. Esa catarsis es la esencia del teatro: provocar reflexión, conciencia, y acercarnos a nuestra humanidad”, señaló la directora.
Los actores, explicó Hernández, no solo se preparan físicamente, sino también emocional y psicológicamente. “Es un trabajo profundo, de investigación bíblica y conexión espiritual. Interpretar a Cristo, por ejemplo, exige fuerza, disciplina, y sobre todo, consciencia del mensaje que se transmite”.
Finalmente, la compañía reiteró su compromiso con la difusión cultural y el rescate del teatro novohispano. “Somos herederos de una tradición teatral gestada en la Nueva España. Como mexicanos, tenemos la responsabilidad de conservarla, proyectarla y, sobre todo, compartirla con las futuras generaciones”.
La cita para el próximo año queda abierta. El escenario está listo para que la historia continúe.