Creencias ancestrales sobre no poner altar a un recién fallecido
A cuatro días de la llegada de nuestros seres queridos que no están en el plano terrenal, en La Chispa, te daremos a conocer la razón de no poner altar a un recién fallecido.
No todas las personas que han dejado de estar presentes de manera física deben ser honradas en el Día de Muertos, específicamente aquellas que fallecieron repentinamente.

Conocer esta tradición ayuda a respetar la esencia del Día de Muertos y a mantener la armonía en la transición de las almas.
No poner altar a un recién fallecido: tradición y significado
Colocar una ofrenda para un recién fallecido puede interferir con su recorrido hacia el más allá. La tradición establece que estas almas aún están en tránsito y que un altar podría interrumpir su camino hacia el descanso eterno. Esto se debe a que la ofrenda del Día de Muertos está pensada para aquellos que ya han completado su travesía espiritual.
Creencias sobre la trascendencia de las almas
Las personas coinciden en que no se debe interrumpir el recorrido de las almas en el mundo espiritual para que no queden atrapadas en el limbo o el Purgatorio. De igual forma, la creencia establece que si se coloca un altar, sería como arrastrarlas de nuevo al mundo de los vivos, entorpeciendo su trascendencia al descanso eterno. Respetar esta costumbre es esencial para mantener la armonía entre los vivos y los muertos.
Historia del Día de Muertos en México
La tradición del Día de Muertos en México tiene raíces muy antiguas, remontándose a las civilizaciones prehispánicas, como los mexicas, mayas, purépechas y otomíes, quienes rendían culto a los difuntos desde hace más de 3,000 años aproximadamente. La celebración combina creencias indígenas y cristianas, reflejando la manera en que la sociedad mexicana ve la muerte como una transición.

Raíces prehispánicas (hace más de 3,000 años)
-
Civilizaciones como mexicas, mayas, purépechas y otomíes ya rendían culto a los difuntos.
-
Creían que la muerte no era el final, sino una transición a otra etapa de la vida.
-
Tenían festividades anuales para honrar a los muertos, usando ofrendas de alimentos, flores, velas y objetos personales.
Siglo XVI: Conquista española
-
Los españoles introdujeron el catolicismo, incluyendo el Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).
-
Los indígenas adaptaron sus rituales ancestrales a estas fechas, dando origen a la fusión de tradición prehispánica y católica.
Siglo XIX: Consolidación de la tradición
-
La celebración empieza a tomar la forma moderna, con altares, calaveras de azúcar, papel picado y la costumbre de visitar los cementerios.
-
En algunas regiones se populariza la comida tradicional, como el pan de muerto.

Siglo XX: Reconocimiento cultural
-
La festividad se difunde en todo México, y se vuelve un símbolo nacional.
-
Se incluyen elementos artísticos como las calaveras literarias y figuras de catrina.
-
Comienza a ser reconocida por su valor cultural y turístico.
Siglo XXI: Patrimonio mundial
-
En 2003, la UNESCO reconoció la celebración del Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
-
Hoy es una tradición viva y diversa, que mezcla la espiritualidad, la familia, la gastronomía y la creatividad en cada región de México.
