Musk con juguete nuevo


Elon Musk quiere ahora jugar a la política, pero también quiere hacer de su incursión en la política un negocio y para lograrlo requerirá de alianzas, dentro y fuera de su país adoptivo, Estados Unidos.
Esas alianzas no las hará con los migrantes ni con los sindicatos sino con los empresarios, lo cual restará recursos y espacios a Trump, quien lo que quieres sacar de la crisis la economía del gobierno más endeudado del mundo.
Al mismo tiempo, tenderá puentes al extranjero donde la alfombra roja estará puesta para el Partido Popular de España, Vox y de Argentina el gobierno de Javier Milei, quien tampoco haya la puerta para salir de la quiebra financiera.
Sus alianzas están en quiebra, él mismo ha perdido millones por intentar ser un político en un país en el que no puede hacer mucho en ese sentido y el grueso de la población simplemente lo desprecia.
Si Elon Musk, magnate de carros eléctricos y ex miembro del gabinete de Trump, lograra crear un partido político en esa extraña democracia estadunidenses de solo dos partidos, sus actividades y declaraciones harían ver a Trump como un hombre de izquierda.
Según la Comisión Federal de Elecciones, fundada en 1974, cualquier nuevo partido que pretenda operar en elecciones federales tiene que registrarse con la comisión “cuando recauden o gasten dinero por encima de ciertos umbrales en relación con una elección federal”. Pero el dinero no es el problema, la dificultad mayor es la antipatía que irradia Musk, no sólo en el vecino país sino en el mundo entero.
Seguramente será una venganza disfrazada de aventura política. Porque si no puede ser candidato a la presidencia el magnate, no tiene caso continuar, ya la política le hizo perder mucho dinero.
Un partido político debe obtener acceso a las boletas estado por estado, realizando un proceso complicado y costoso que deberá financiar Musk, sin ayduad de andie y con los trumpistas en contra.
Musk anunció la creación del partido “America Party”, con el objetivo de “devolver la libertad” al país y romper con lo que describe como un sistema de “partido único” dominado por el bipartidismo tradicional que ya no satisface a los estadounidenses, pero la costumbre es más fuerte que el amor, aunque los estadounidenses difícilmente abandonarán la costumbre de tener sólo dos partidos.
Espacios en los medios no le han faltado como cuando pronunció su desacuerdo con la reciente ley fiscal y presupuestaria firmada por Trump, a la que calificó de “despilfarro y corrupción”, motivo por el cual rompieron la complicidad disfrazada de amistad.
Antes del anuncio, Musk realizó una encuesta donde, que arrojó una mayoría de 2 a 1 la idea de un nuevo partido. Puede estar de acuerdo con la creación de alternativas que convoquen, por fin, a una democracia formal, pero de eso a votar por esa tercera alternativa hay una gran distancia.
El simple anuncio de la creación del partido provocó una caída de 6% en las acciones de Tesla, reflejo de una la preocupación de los inversionistas por su involucramiento político.
De crearlo dividiría el voto republicano y alcanzaría, probablemente espacios en el Congreso, cuyo costo político y económico podría derrumbar su imperio económico.
A más de 30 años de que el empresario petrolero Ross Perot realizara un intento similar, obteniendo 18.9 por ciento de la elección, a través de un partido llamado Reforma de los Estados Unidos, obteniendo más de 19.7 millones de votos, con lo cual no se influye en el Congreso. Las minorías deben entender, que, en la democracia, mientras no tengan votos suficientes, carecen de decisión y su legitimidad se limita a los resultados de las urnas, ni más ni menos.
Busca salvar la economía encontrando un choque frontal con la quiebra de su propia empresa y la de sus socios. Musk podrá desgastar a Trump, pero en el intento se desgasta a sí mismo, donde más le duele, en sus finanzas.