Harvard crea vida artificial en una investigación revolucionaria


La Chispa trae una noticia tanto impresionante como alarmante: Harvard crea ‘vida’ artificial. Científicos de esta universidad han desarrollado estructuras no biológicas que logran reproducirse sin necesidad de células, ADN o enzimas. Este avance redefine por completo lo que entendemos como vida, dando un giro a la biotecnología y a los orígenes de la vida misma.
¿Qué significa realmente que Harvard crea vida artificial?
Investigadores de Harvard sorprendieron al mundo al demostrar que se puede crear vida sintética a partir de moléculas simples. Las llamadas “gotas vivientes” son estructuras formadas por autoensamblaje químico y estimuladas con luz verde. Estas vesículas se multiplican, crecen y evolucionan, sin necesidad de procesos biológicos clásicos.
Este avance no solo reconfigura los conceptos de biología, sino que también plantea nuevas preguntas sobre la inteligencia artificial orgánica y el origen de la vida.
Un hallazgo sin precedentes que cambia la ciencia
Estas formas de vida artificial no son células, pero replican sus funciones esenciales:
-
Crecimiento estructural espontáneo
-
División sin material genético
-
Autoorganización compleja
El sistema descrito es completamente abiótico. Harvard crea vida artificial sin proteínas, sin ARN y sin ningún componente vivo conocido. Solo requiere luz y química controlada para iniciar el proceso.
Además, este descubrimiento ofrece nuevas respuestas a la gran pregunta sobre cómo pudo surgir la vida en la Tierra. Incluso se especula que podría ser la clave para diseñar nuevos materiales con capacidades de autorreparación.
Potenciales aplicaciones tecnológicas
Este avance podría inspirar el desarrollo de materiales inteligentes capaces de auto-replicarse o adaptarse a su entorno, tal como lo hacen los seres vivos. Una de las frases clave en este contexto es inteligencia sintética autosuficiente, concepto vinculado a este tipo de investigaciones.
Otro enfoque relevante está en el ámbito de la exploración espacial. Estas formas de vida artificial podrían simular ecosistemas en ambientes extremos, aportando a proyectos como colonias autosustentables en otros planetas.