Pandillas célebres


Las pandillas del cine mexicano han seguido un derrotero similar al norteamericano, con rebeldes sin causa sesenteros, bandas de motociclistas y punks delincuentes, pero a diferencia de esos productos, también han tenido una vena documental muy apreciable.
Entre los pandilleros que hay que recordar se encuentran Los perversos de Gilberto Martínez Solares que se convertían en un auténtico dolor de cabeza para el sacerdote interpretado por Arturo de Córdoba en especial tentado por la voluptuosa Fanny Cano.
Mención aparte merece la guapa Kadena (Regina Torné) la lideresa de una banda que busca vengarse de Mil máscaras en Los canallas de Federico Curiel.
Emmanuel Olea interpretaba a Mike, el héroe motorizado de Mil caminos tiene la muerte de Rafael Villaseñor Kuri, que gracias a su éxito merecería una secuela titulada Ratas de asfalto.
Sin embargo, una de las más temibles es la de La venganza de los punks de Damián Acosta que retrataba con crudeza los crímenes y atrocidades cometidos por estos delincuentes y que luego le permitiría filmar Chicago, pandillas salvajes.
Pero sin duda la banda más célebre fue la de Los Panchitos, una pandilla de delincuentes de Tacubaya que acaparó los tabloides ochenteros con sus fechorías y que fueron capturados en el documental de Arturo Velazco que obtuvo el tercer lugar en el Tercer Concurso de Cine Experimental, La banda de los Panchitos.
Resulta bastante sorpresivo que en el FICUNAM se exhiba el documental de Gustavo Gamou, Sex Panchitos, que sigue las vidas de varios integrantes de la banda cuatro décadas después.
Fidel Pérez, apodado el Chivo Loco, se encuentra cimpliendo una condena de 30 años por asesinato.
Ramón Gonzáles “Ulti” sueña con rehacer su familia con su mujer presa y su pequeño hijo y José Legorreta Canon, trata de hacer una asociación civil para”regresarle a la sociedad parte de lo que le quitaron”.
El director de La palomilla salvaje hace un puntual relato sobre la redención de estos ex pandilleros.
Pero los Panchitos no son los únicos retratados documentalmente. Sarah Minter se adentró en Neza, para el documental Nadie es inocente y 20 años después realizó una secuela que seguía los destinos del Podrido, Rafa punk y Benjamín el ostras, entre otros,