Megatsunami de 300 metros podría azotar según expertos de EEUU


La Chispa trae una noticia alarmante que no puedes ignorar. Un reciente informe ha puesto sobre la mesa la posibilidad real de un megatsunami de 300 metros, un fenómeno devastador que podría cambiar la vida de millones de personas en cuestión de minutos. Según el New York Post, los científicos de Virginia Tech han detallado las condiciones necesarias para que este evento ocurra, generando preocupación a nivel mundial.
¿Qué es un megatsunami y cómo se forma?
Un megatsunami, no es una ola común. Este tipo de fenómeno natural se origina cuando ocurre un evento de gran magnitud, como un deslizamiento de tierra masivo, una erupción volcánica explosiva o un terremoto submarino. A diferencia de los tsunamis tradicionales, estas olas pueden superar con facilidad los 100 metros de altura, arrasando todo a su paso.
Este tipo de desastre ha ocurrido antes en la historia del planeta. El caso más citado es el megatsunami de Lituya Bay en Alaska, donde en 1958 una ola alcanzó los 524 metros de altura. Aunque fue un caso aislado y poco poblado, hoy se teme que un evento similar en zonas densamente habitadas podría ser catastrófico.
Regiones en peligro: Alaska, Hawái y la Costa Oeste
Los investigadores apuntan a tres zonas de alto riesgo: Alaska, Hawái y la Costa Oeste de Estados Unidos. Estas regiones no solo están expuestas a fallas tectónicas activas, sino también a volcanes submarinos y acantilados inestables. Según el estudio, hay un 50% de probabilidad de que ocurra un megatsunami en los próximos 50 años, lo cual ha desatado una ola de preocupación entre autoridades y científicos.
Además, se ha relacionado este fenómeno con el cambio climático, ya que el derretimiento de glaciares puede desencadenar deslizamientos de tierra repentinos. Esto podría ser una bomba de tiempo natural que aún no sabemos cómo detener.
¿Podemos prepararnos ante un megatsunami de esta magnitud?
Aunque aún no existe forma de detener un megatsunami, sí hay medidas que podrían salvar vidas. La instalación de sensores en zonas costeras, simulacros de evacuación y sistemas de alerta temprana son clave para reducir el impacto. La educación y la conciencia pública también son vitales para que las comunidades reaccionen rápidamente en caso de una emergencia.