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¿Por qué la incomodidad después de la terapia puede ser una buena señal?

¿Por qué la incomodidad después de la terapia puede ser una buena señal?

Incomodidad después de la terapia

La Chispa le cuenta por qué está bien sentirte mal después de una sesión de terapia, pues muchas personas esperan estar muy felices al salir del consultorio psicológico con una lista en mano de la guía infalible para resolver su vida. Sin embargo, este no es el resultado realista de acudir con un experto en salud mental, y eso no significa que su labor no sea necesaria ni mucho menos efectiva.

Todo lo contrario, la meta es precisamente que termines con más dudas que respuestas porque uno de los propósitos principales es que formes el hábito de cuestionar tus emociones, pensamientos y conductas para así entenderlos y hacer los ajustes pertinentes.

Es un poco como cuando tienes una herida física: el primer tratamiento es insufrible, pero con cada curación el dolor se desvanece hasta que por fin llega la recuperación. Las molestias son inevitables y sentirlas es un indicio de que los activos de los medicamentos están actuando sobre la infección.

Tal vez hayas visto los videos de TikTok donde vierten agua limpia en una copa llena de vino hasta que no hay rastro del color rojo. Esa es otra analogía visual que te puede ayudar a comprender el progreso de la sanación, que aplica tanto para las cuestiones físicas como para las psicológicas. Pero se requiere un esfuerzo constante para no dejar de verter el agua hasta purificar el contenido de la copa, el cual no siempre será suave con los sentimientos.

¿Por qué es normal la incomodidad después de la terapia?

Según Miriam Rodríguez, creadora de MenteDmente, “la terapia no es para sentirse mejor a corto plazo, es para sanar”, pues la represión de emociones aumenta los niveles de cortisol en cuerpo, causando inflamación crónica que desencadena otros problemas de salud, como depresión, ansiedad, fatiga, comportamientos compulsivos, entre muchos otros.

Liberarse de todo eso es doloroso porque estás depurando tu sistema emocional, como cuando Connell de ‘Normal People’ libera sus cargas cuando está en una sesión de terapia. Pero aunque primero lloró como nunca, después experimentó una sensación de alivio que le permitió moverse con mayor fluidez en su vida académica y amorosa con Marianne.

La incomodidad después de la terapia puede parecer una recaída emocional, pero en realidad es parte del proceso de sanar heridas profundas que, de otra forma, seguirían afectando tu bienestar de maneras invisibles.

¿Qué emociones puedes esperar sentir después de una sesión?

Por ello, es completamente normal que al terminar una sesión de terapia te sientas agotada, reflexiva, nostálgica, tensa, ansiosa, etcétera. En lugar de reprimir esas emociones y comenzar el círculo vicioso otra vez, es mejor que las canalices con técnicas asertivas aprobadas por especialistas.

Entender que la incomodidad después de la terapia es una etapa clave puede ayudarte a no temerle a esas sensaciones y, en cambio, abrazarlas como parte de tu transformación personal.

¿Qué hacer tras experimentar incomodidad después de la terapia?

Normalmente, y según el enfoque para tu caso, el profesional asigna ejercicios terapéuticos para resolver el problema que comentaron en la sesión: ver materiales informativos, llenar formularios reflexivos, responder cuestionarios dinámicos, entre otros. Algunas personas prefieren ponerse a manos a la obra inmediatamente al colgar la llamada, pues les ayuda a digerir lo que abordaron, mientras que otras prefieren tomar un descanso para luego volver al tema con más calma.

Independientemente de qué fórmula te acomode mejor, o si te gusta hacer un mix and match según te venga el día, puedes probar cualquiera de las siguientes actividades cuando llegue el momento de despejar tu mente y recobrar la homeostasis emocional.

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Journaling

Sirve para desahogar el cúmulo de ideas que te desató la terapia con una estructura lógica.

Llorar

El llanto es una forma de disminuir la tensión emocional porque activa el sistema nervioso parasimpático (SNP), una especie de regulador interno.

Descansar

Depura los residuos químicos de tu cerebro y procesa los estímulos recibidos en los periodos activos, mejorando las funciones cognitivas.

Tomar un baño

El agua caliente te ayudará a relajarte y reducir la inflamación emocional.

Hacer actividad física

Libera endorfinas, pero según tus niveles de energía, puedes seguir un ritmo suave (como dar un paseo o practicar yoga), o soltar todo en clases de alto impacto (como correr o tomar indoor cycling).


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