Petro exige a Bukele liberar a colombianos detenidos y rechaza criminalización de migrantes


El presidente colombiano Gustavo Petro exige a Nayib Bukele y al Gobierno de El Salvador la entrega inmediata de ciudadanos colombianos detenidos en cárceles salvadoreñas, elevando el tono en una crítica que atraviesa las fronteras políticas de América Latina. Este enfrentamiento, cargado de referencias históricas y apelaciones humanitarias, deja en evidencia el choque entre dos modelos de gobierno: uno progresista y otro autoritario.
Gustavo Petro exige a Bukele devolver a presos colombianos: críticas encendidas y tensiones crecientes
En una serie de publicaciones en su cuenta de X, el presidente Gustavo Petro dejó claro su desacuerdo con las políticas migratorias de su par salvadoreño, Nayib Bukele. Aprovechando el reciente freno judicial a la deportación de migrantes en Estados Unidos, Petro vinculó esa decisión con su crítica hacia las detenciones de colombianos en El Salvador.
“No señor Bukele, muy mal”, sentenció Petro, exigiendo la liberación de sus compatriotas. “Entréguenos a los colombianos que tienen en sus cárceles.”
Esta declaración no fue un mero gesto diplomático. Fue una acusación frontal, conectada con una visión ideológica y una lectura histórica profunda.
Criminalización de migrantes: ¿nueva forma de fascismo moderno?
Petro no se limitó a pedir la liberación de los colombianos. Denunció también lo que considera una criminalización sistemática de la migración y la pobreza, similar a lo que ocurrió en Europa con el ascenso del fascismo.
“El fascismo en Europa creó una idea criminal y la bañó de juridicidad”, escribió. “Por esa línea, la fantasmagoría delincuencial ‘facha’ ha construido la discriminación y el encarcelamiento de los pueblos.”
Esta visión plantea un fuerte contraste con los gobiernos que, como el de Bukele, impulsan una política de “mano dura” frente a la inseguridad, sin distinguir entre población civil y crimen organizado.
Derechos humanos y memoria histórica como ejes del discurso
En un tono que apeló a la memoria colectiva, Petro comparó las actuales políticas migratorias con los crímenes cometidos durante el Holocausto. La mención del genocidio judío y soviético refuerza su argumento sobre el peligro de justificar el castigo colectivo con razones de seguridad nacional.
“Ningún latinoamericano demócrata puede aceptar como principio de una república, que por los crímenes de la banda llamada ‘Tren de Aragua’ se criminalice a todo el pueblo venezolano en el exilio.”
Aquí, Gustavo Petro exige a Bukele una revisión profunda del enfoque de su política de seguridad. Para el mandatario colombiano, lo que está en juego no es solo la libertad de unos pocos colombianos, sino la vigencia de los derechos humanos como principios universales.
La polémica se encendió en el marco del reciente fallo del alto tribunal estadounidense, que bloqueó temporalmente la deportación de un grupo de migrantes detenidos bajo una ley del siglo XVIII. Esta decisión fue celebrada por Petro como un hito que trasciende las fronteras.
“Me recuerda a John Quincy Adams […] y su lucha por la libertad de los negros que escaparon del barco esclavista.”
Con esta analogía, Petro eleva el tono de su discurso desde lo político a lo ético, defendiendo a los migrantes como sujetos de derecho, no como amenazas.
El fascismo en Europa creó una idea criminal y la bañó de juricidad.
Dijo que se podía culpabilizar a un grupo social por el crimen de un individuo.
Por esa línea la fantasmagoría delincuencial
“facha” ha construido la discriminación y el encarcelamiento de los pueblos, y ha… https://t.co/oOp5auFTWL— Gustavo Petro (@petrogustavo) April 19, 2025
Choque ideológico entre izquierda progresista y autoritarismo
El enfrentamiento entre Petro y Bukele no es solo personal, sino una muestra clara del antagonismo entre modelos políticos en América Latina. Mientras Bukele representa el auge de líderes de derecha con estrategias de seguridad extremas, Petro se posiciona como un defensor de los derechos humanos y la justicia social.
Gustavo Petro exige a Bukele un cambio de paradigma: de la represión a la comprensión, del castigo colectivo al respeto por la dignidad humana.
La postura de Petro podría alentar a otros mandatarios progresistas a pronunciarse sobre la situación carcelaria en El Salvador. Gobiernos como los de Lula da Silva en Brasil o Gabriel Boric en Chile han mostrado posturas críticas frente a políticas que criminalizan la migración.
Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han cuestionado las condiciones en las cárceles salvadoreñas. Donde miles de personas han sido detenidas sin juicio durante el estado de excepción prolongado. Las declaraciones de Petro podrían reactivar esta conversación a nivel internacional.