Tren maya: la versión oculta de los académicos
Lo que 30 expertos del entonces Conacyt investigaban sobre lo que ocurriría durante la construcción del denominado Tren Maya, la ordenanza presidencial fue clara: que esa indagatoria no viera la luz pública.
Por: Norberto Vázquez
La fecha programada para su inauguración total será este 28 de febrero. Es una de las obras insignia del Gobierno Federal encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que marcarán lo realizado por el sexenio de la denominada Cuarta Transformación: el Tren Maya.
Lo cierto es que el debate en el ambiente nacional sobre su construcción ha sido constante. Desde el inicio de su edificación, la suspensión del tramo de Palenque a Escárcega por una jueza de distrito en Chiapas en junio del 2023 favoreció de las demandas ecológicas de la comunidad indígena ch’ol.
Según la orden de la jueza, el gobierno de López Obrador y las empresas involucradas tendrían que suspender las obras. Los miembros de la comunidad ch’ol, que viven en Palenque, Ocosingo y Salto del Agua, fueron amparados en medio de la pandemia del coronavirus contra el megaproyecto.
Las compañías chinas, portuguesas y mexicanas…estaban en ascuas, les quitaron la obras y se las dieron a los militares encabezados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). El entonces el titular del Fondo Nacional de Fomento del Turismo de México (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, declaró que tras la demanda de las comunidades, los trabajos se limitarían a obras de mantenimiento.
Desde el anuncio de este gran proyecto insignia del sexenio de López Obrador, el diálogo del gobierno con las comunidades ha sido accidentado. Una consulta implementada por el gobierno en la región maya fue denunciada por la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos en la Ciudad de México, como un ejercicio que no cumplía con los estándares internacionales.
Poco después, la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch Xíinbal interpuso quejas a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Oculto
Pero no todo quedó allí. Todo apunta que después de que se recibió en el despacho del presidente Andrés Manuel López Obrador el primer avance de lo que 30 expertos del entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) investigaban sobre lo que ocurriría durante la construcción del denominado Tren Maya, la ordenanza presidencial fue clara: que esa indagatoria no viera la luz pública.
Las pistas son claras, el Conacyt ocultó el informe “Territorios mayas en el paso del tren: situación actual y riesgos previsibles” porque los metía en un lío con la esfera política de la 4T, mejor dicho, con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En este documento, se concluyó que el megaproyecto del Tren Maya, tendrá impactos negativos en diez Áreas Naturales Protegidas y sus servicios ambientales.
Entre ellos: la recarga de acuíferos y la capacidad de capturar carbono, además de que ha vulnerado los derechos de 146 mil indígenas.
Y más, que las tierras para el proyecto y sus polos de desarrollo jamás podrán recuperarse, que los empleos que generará serán precarios y temporales, y que podría destruir de manera irrecuperable mil 288 sitios arqueológicos.
El análisis terminado a principios de diciembre de 2019, apunta a que el Tren Maya impactará “en el aumento de actividades ilícitas como la trata de personas y la circulación y uso de drogas”.
El Conacyt urgió a su equipo a que entregara sus investigaciones, de las que se formó un primer resultado entre el 10 y 12 de diciembre de 2019. Sin embargo, el informe fue detenido y no se distribuyó a las secretarías ni al público en general. Tampoco las comunidades indígenas, tuvieron información suficiente sobre los impactos del megaproyecto según se desprende de esta investigación académica.
El Conacyt aseguró que difundiría el informe en la tercera semana de enero de 2020, pero los resultados nunca fueron publicados. La burocracia, hizo su trabajo desde el escritorio.
El análisis completo consta de cinco documentos de 60 cuartillas cada uno, del cual, se hizo llegar un resumen a la Presidencia de la República. Ni raudos ni veloces, la orden de Palacio Nacional fue que ese informe no circulara dentro del gobierno federal como se tenía planeado, ni mucho menos en la esfera pública.
Para los investigadores del Conacyt, este proyecto tendrá una afectación directa según los cálculos de pasajeros y carga del tren, que podrían implicar la destrucción irrecuperable de vestigios culturales, daño físico, adulteración o uso turístico excesivo.
Los autores fueron unos valientes y no se quedaron con las manos cruzadas. Coordinado por los investigadores Eduardo Martínez Romero, Giovanna Gasparello y Miguel Ángel Díaz Perera, se transformó en un libro bajo el sello de Editorial Bajo Tierra. Así la indagatoria censurada por el Conacyt que se negó a publicar por órdenes presidenciales vio la luz pública.
Las problemáticas que se denuncian desde la llegada del turismo a una zona prácticamente virgen de la Península de Yucatán, la mercantilización de la cultura maya, los riesgos del patrimonio biocultural (selvas y territorios) y los posibles escenarios negativos de las localidades cercanas al paso del tren, se verán a lo largo de los años.
Afectaciones
Por ejemplo, de acuerdo al documento en poder de La Chispa, habrá muchas afectaciones de índole ambiental, sociológico, comunitario, cultural e incluso desplazamientos.
En materia ecológica, según el informe, el Tren Maya transitará en regiones que pueden separarse por sus condiciones fisiográficas, teniendo una región carbonatada, que comprende todo el trayecto que circulará en la Península de Yucatán, caracterizada por suelos kársticos, precipitación pluvial de 800-1,800 milímetros (mm) anuales y poco drenaje superficial; y la terrígena-deltaica, que comprende a municipios de Chiapas y Tabasco, caracterizada por suelos profundos de origen aluvial, lluvias de 1500-3,000 mm anuales y gran densidad de drenaje superficial.
En los municipios que comprenden el recorrido del medio de transporte por los estados de Chiapas y Tabasco destacan las selvas altas, los pantanos y sabanas; mientras que a su paso por la PY impactará los macizos de selva más grandes y en mejor estado de conservación de México y Mesoamérica, áreas con manglar y otros humedales.
Estos ecosistemas han sido reconocidos por salvaguardar una alta biodiversidad (flora y fauna) teniendo el reconocimiento estatal, nacional e internacional que ha permitido la creación de distintas áreas de conservación que sufrirán alteraciones (degradación, fragmentación y deforestación) asociadas con la construcción, circulación y desarrollo propuesto por el proyecto férreo.
Entre las áreas naturales protegidas que serán afectadas por el tren se encuentran: las Reservas estatales de Balam Kin y Balam Kú (Campeche); el Parque Nacional de Palenque (Chiapas); las Áreas de Protección Cañón del Usumacinta (Chiapas), Yum Balam, Manglares de Nichupté y Uaymil (Quintana Roo); las Reservas de la Biosfera de Sian Ka´an (Quintana Roo), Los Petenes y Calakmul (Campeche), reconocida la última como Patrimonio Mixto de la Humanidad.
Según el escrito de los investigadores, el ferrocarril tendrá un impacto negativo en los servicios ambientales que nos brindan los ecosistemas que serán afectados, destacando los posibles efectos negativos en las áreas más importantes de recarga del manto freático de todo Yucatán: el anillo de cenotes denominado en 2013 como Reserva Geohidrogeológica y las selvas de la región de Calakmul, donde las aguas cosechadas son transportadas y acumuladas para en algún momento fluir hacia los principales sistemas costeros de la península de Yucatán y alimentar seis de las nueve subcuencas hidrográficas ubicadas en toda la península.
También será afectada la capacidad de estos ecosistemas forestales de capturar, a través de la fotosíntesis, el bióxido de carbono atmosférico, es decir, de ser sumideros de carbono.
Cultural
Pero el asunto no queda ahí. La mayoría de los vestigios intactos de las culturas prehispánicas de la zona tendrán su cuota de afectación de acuerdo a los investigadores, así como el impacto en los nativos también será de relevancia.
El inventario de sitios arqueológicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) registró 7 mil 274 ubicaciones para los cinco estados comprendidos en el trayecto del tren, de los cuales mil 288 se encuentran en el margen de 10 kilómetros a ambos lados de la vía prevista, de manera que tendrían una afectación directa que, atendiendo a los cálculos de pasajeros y carga del tren, podrían implicar la destrucción irrecuperable de posibles vestigios culturales, daño físico, adulteración o uso turístico excesivo.
Conociendo el propósito de fomento turístico que acompaña el proyecto, “es necesario evaluar los distintos tipos de visitantes, que previsiblemente oscilarán desde los interesados en el conocimiento de la cultura maya, potencialmente respetuosos frente a los hallazgos que se muestren, hasta los turistas en busca de diversión en todas sus gamas”.
Y agrega: “Es demostrable que una parte significativa de este turismo se relaciona con actividades como prostitución, trata, consumo de alcohol y drogas en exceso y eso repercute en su descuido e irrespeto con el entorno, que pone en riesgo el patrimonio cultural que todavía no tiene la protección adecuada, como es el caso de una buena parte de los sitios arqueológicos detectados”.
En ese sentido, —agrega la indagatoria del Conacyt— en una franja de un kilómetro a ambos lados de la vía, el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) registra 197 localidades indígenas y un total de 143 mil 866 personas indígenas contando las que se encuentran en localidades con presencia indígena dispersa.
En un radio de 10 kilómetros con el trazo Valladolid-Cobá-Tulum, la cifra de población indígena se amplía a 665 mil 556 personas indígenas repartidas en mil 298 localidades de las que 874 son indígenas que serán afectadas por la construcción y funcionamiento del tren.
Con el trazo Valladolid-Cobá-Tulum se registran 620,919 habitantes indígenas en mil 147 localidades, de las que 834 son indígenas.
Y es que según el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) firmado por México establece: “…el derecho de los pueblos indígenas a mantener y fortalecer sus culturas, formas de vida e instituciones propias, y su derecho a participar de manera efectiva en las decisiones que les afectan” garantizando: “la propiedad de sus tierras, los recursos naturales de sus territorios, la preservación de sus conocimientos tradicionales, la autodeterminación y la consulta previa.”.
Toda decisión que los afecte deberá contar con su “consentimiento libre, previo e informado”.
En el caso del Tren Maya dice el documento, “no se cumple con estos requisitos previos porque no se ha hecho público el proyecto correspondiente ni los estudios de ingeniería básica e impactos ambiental, cultural y social. Incluso el trazo en uno de sus tramos ha sido modificado y rectificado sin asegurar cuál es el trazo definitivo que se propone”.
Para los expertos, se espera incluso la mercantilización de las culturas locales. Los documentos oficiales del tren en circulación se centran en la apuesta hacia el aprovechamiento comercial de la cultura de los pueblos mayas como un motor para la industria turística.
El mismo nombre del proyecto evidencia una continuidad y profundización en la estrategia de promoción del turismo basada en el ofrecimiento del producto cultural “Mundo Maya” que incluye tanto las zonas arqueológicas como algunas de las manifestaciones artísticas de los pueblos indígenas que habitan el territorio en la actualidad.
“La mercantilización de las manifestaciones culturales conlleva la folklorización y el vaciamiento de significados y saberes tradicionales, prácticas rituales, arte, memoria histórica y sitios sagrados. La apropiación externa de manifestaciones culturales, de prácticas y de conocimientos genera un paulatino distanciamiento y sentimiento de enajenación por parte de quienes fueron sus creadores y protagonistas, que dejan de considerarlas como parte sustancial de su forma de vida”, dice el informe.
Agrega que en la región más turistificada de la península se pueden observar ejemplos de este proceso, entre los cuales destacan el parque eco-arqueológico de Xcaret en Quintana Roo, en las tierras de la resistencia cruz’ob, emprendimiento turístico privado que despojó a los indígenas originarios de sus territorios ancestrales y sus sitios sagrados, degradados a atracción turística en un centro de diversiones exclusivo; y el Festival Internacional de la Cultura Maya, que se apropia del término “maya” para caracterizar un festival cultural para público masivo aderezado con la escenificación de algunos supuestos rituales prehispánicos.
Por otro lado, establece, “es oportuno alertar sobre el impacto que la urbanización conectada a la construcción de “polos de desarrollo” puede tener sobre las actividades tradicionales de subsistencia (milpa y apicultura). Ambas actividades muestran una articulación entre el territorio y la sociedad históricamente construida, en las que se hace evidente el nexo inescindible entre la cultura, el contexto ambiental, los medios de vida y la estructura social. La milpa maya es un sistema productivo que tiene como bases la biodiversidad y la diversificación”.
Revela que los cultivos coexisten con muchas especies y variedades, los solares recogen en los patios traseros diversidad de especies medicinales y alimenticias, la recolección de leña se enfoca en ramas secas y la cacería se da con claros límites autoimpuestos, teniendo a la apicultura como parte importante de este sistema.
Y es que esta diversificación protege a las comunidades de las eventualidades, confiriéndoles resiliencia. “La intervención con actividades de ordenamiento territorial y urbanización no conforme con la visión local de los modos de vida podría afectar profundamente la cultura, la identidad de los pueblos indígenas interesados y el tejido social de sus comunidades, que es justo lo contrario de lo que señala el Convenio 169 de la OIT firmado por México”.
Desplazamientos
El informe “Territorios mayas en el paso del tren: situación actual y riesgos previsibles” va contra lo que se planeó según la administración federal. Los impactos sobre la población son de diversos tipos.
Los investigadores Eduardo Martínez Romero, Giovanna Gasparello y Miguel Ángel Díaz Perera dicen que será ineludible una relocalización amplia tanto por los impactos expulsores como por los atractores, que provocará cambios importantes en el uso del suelo, en las costumbres y hábitos de consumo.
En términos más amplios, la redistribución poblacional apunta a una doble afectación: el desplazamiento de quienes residen en la región (migración interna) y la atracción/retención de quienes transitan desde afuera (migración transfronteriza).
“El elemento central es la promesa de generación de empleos que tendería a fijar en la zona a los migrantes nacionales y extranjeros, disuadiendo su recorrido hacia Estados Unidos. Acá se vislumbran tres problemas que deberán ser considerados”, dicen los expertos.
Primero, “el empleo que se ofrece obedece principalmente a los trabajos de construcción que tienen una duración limitada y después de un primer momento de alta incorporación vendrá inevitablemente una baja; segundo, una parte importante de los empleos de construcción de la infraestructura y proyectos aledaños se orientará a empleos precarios, con baja remuneración y sin las prestaciones que supone un trabajo de base; y tercero, la diferencia de salarios con Estados Unidos es en promedio de 1 a 10 lo que anuncia que quizá parte de la migración sacrificará salario por cercanía pero es de estimar que el flujo se mantendrá, quizá un poco disminuido”, revela el informe.
Tomando en consideración lo que a ocurrido en el sureste mexicano con los grandes complejos turísticos de los últimos 40 años, es de gran preocupación el impacto potencial en el aumento de actividades ilícitas vinculadas al turismo como la trata de personas (adultas y menores) y la circulación y uso de drogas.
Cabe señalar que es indispensable una evaluación de impacto migratorio considerando los escenarios hipotéticos y las interrelaciones múltiples entre ordenamiento territorial y redistribución poblacional.
Lo especialistas lo definen. “Sí habrá generación de empleo, principalmente precario. La contraparte será el abandono relativo o absoluto de la tierra y del autoabastecimiento, con el consecuente deterioro en la calidad de la alimentación y de la vida”.
Debate
El debate está en el aire. Uno de los principales problemas que ha enfrentado este tren, han sido las constantes mentiras y promesas echadas al aire durante todo el proyecto. “No se talará ni un árbol” o “No afectará a la fauna de la selva”.
De igual manera el constante cambio en su diseño y gestión hablan de su planeación apresurada y hasta a veces improvisada que para la fecha de inicio del proyecto no tenía un dictamen de impacto ambiental confiable.
A principios de la obra, el Instituto Nacional de Transparencia (INAI) solicitó a FONATUR —cuya obra terminó siendo para los militares de la Sedena— informar sobre su estudio de impacto ambiental de manera clara, mismo que debe estar al alcance de todo ciudadano que desee informarse. Nunca se entregó.
Por otro lado el hecho de atraer turismo es un tema sumamente delicado, no se trata de incentivar la actividad turística así como así. Si se toma como referencia que el Tren Maya ha tenido problemas con la clarificación de su impacto ambiental, se espera una también una sobrecarga de flujo de turistas que no solamente podría afectar a las comunidades que no están listas para digerir los impactos naturales que el turismo genera, sino también las zonas arqueológicas…el turismo masificado es un voraz depredador que no perdona nada a su paso.
Por el momento, con parte del proyecto ya en marcha, las sensaciones que deja el Tren Maya son agridulces, por un lado el Gobierno Federal se encarga de desmentir todos los impactos negativos y tacharlos de una guerra mediática por parte de la oposición política, pero por otro, los expertos dicen que a largo plazo será contraproducente, como lo dice Conacyt, y que en su momento, se ocultó el informe. Veremos.