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Protestas en Sinaloa reflejan la indignación social ante la violencia desbordada

Protestas en Sinaloa reflejan la indignación social ante la violencia desbordada

Protestas en Sinaloa reflejan la indignación social ante la violencia desbordada

Este jueves, las calles de Culiacán, Sinaloa, se convirtieron en escenario de una masiva manifestación que, más allá de exigir justicia por el asesinato de los menores Gael y Alexander, evidenció el hartazgo de la población frente a la violencia que azota al estado. La marcha, que reunió a entre 700 y mil personas, culminó en el Palacio de Gobierno, donde un grupo de manifestantes ingresó al edificio y causó destrozos, incluyendo daños en el despacho del gobernador Rubén Rocha Moya.

Indignación y reclamos en el corazón de Culiacán

La protesta, que partió de la Escuela Primaria “Sócrates”, a la que asistían los niños asesinados, fue un grito colectivo contra la inseguridad y la falta de justicia. “Ya está cansado el pueblo”, coreaban los manifestantes, quienes exigieron la destitución del gobernador Rocha Moya, señalado por presuntos vínculos con el crimen organizado.

En medio de la manifestación, la madre de Gael y Alexander sostuvo una reunión privada con el mandatario estatal, mientras la presión social crecía en las puertas del Palacio de Gobierno.

El impacto de la violencia: una sociedad fracturada

La tragedia de Gael y Alexander es solo un reflejo de la profunda crisis de seguridad en Sinaloa, donde las pugnas internas entre grupos criminales como Los Mayos y Los Chapitos han dejado una ola de más de 600 asesinatos desde septiembre de 2024. Los enfrentamientos, secuestros y desapariciones no solo han cobrado vidas, sino que también han paralizado actividades económicas, provocado cierres de empresas y afectado la asistencia a escuelas.

Víctor Aispuro, profesor de los menores, expresó que la familia de las víctimas está “hecha pedazos” y criticó las declaraciones del secretario de Seguridad, Óscar Rentería, quien sugirió que los vidrios polarizados del vehículo impidieron a los atacantes reconocer que había niños a bordo. “Es una respuesta muy pobre”, afirmó Aispuro, subrayando la falta de sensibilidad de las autoridades.

Protestas en Sinaloa reflejan la indignación social ante la violencia desbordada

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Protestas en Sinaloa reflejan la indignación social ante la violencia desbordada

La normalización de la violencia: un problema estructural

Sinaloa enfrenta una violencia que no distingue edades ni circunstancias. La detención de figuras clave del narcotráfico, como Joaquín Guzmán López e Ismael “El Mayo” Zambada, ha intensificado las pugnas internas entre los cárteles, dejando un saldo de casi 900 homicidios en 2024 y generando un clima de incertidumbre constante.

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A pesar de las cifras alarmantes, las respuestas institucionales han sido insuficientes, y las acciones de las autoridades parecen incapaces de frenar el impacto del crimen organizado en la vida cotidiana de los sinaloenses.

¿Un punto de quiebre?

La marcha en Culiacán es más que un llamado de justicia; es una muestra del hartazgo colectivo y un reclamo de acción urgente por parte de las autoridades. Las voces que se alzaron este jueves exigen no solo el esclarecimiento del caso de Gael y Alexander, sino también una estrategia efectiva para devolver la paz a Sinaloa.

En un estado donde la violencia ha desgarrado el tejido social, las protestas podrían marcar un punto de inflexión si logran traducirse en presión suficiente para que las autoridades reconozcan la gravedad del problema y actúen en consecuencia. Sin embargo, la pregunta que persiste es si habrá voluntad política para enfrentar de raíz esta crisis que ha transformado a Sinaloa en un epicentro del dolor y la resistencia.


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