¿Salvar al Pueblo?
Sin lugar a dudas algunas veces el Presidente de la Republica se siente más cómodo acudiendo al pasado, que viviendo el presente. En lo personal tengo que señalar que no conozco hasta donde ha llegado su mitomanía, pero si de algo puedo preciarme es de que desde que llegó al poder he sido uno de sus mayores críticos y lo seguiré siendo porque hasta ahora los resultados indican que este país se ha convertido en un verdadero desastre.
Y la muestra del desastre está a la vista. La economía ha venido repuntando no porque él haya hecho algo, sino porque hasta ahora la iniciativa privada ha comenzado a dar muestras de intentar rehacer los procesos de la economía como se hizo en el pasado reciente, aunque eso no le guste el Presidente de la Republica.
Pero hará que decir que después de un lenta recuperación de la pandemia, la economía mexicana ha navegado positivamente en un entorno global de condiciones iones más estrictas y de mayor incertidumbre de acuerdo a los especialistas ya que la política fiscal tiene un historial sólido en el cumplimiento de metas fiscales y en mantener la deuda pública en niveles adecuados, lo que pudiera ser una señal de que se encuentra en plena expansión.
Pero esta circunstancia nada tiene que ver con el aspecto político, aunque el propio Presidente de la Republica haga gala de ese boom que se ha presentado, pretendiendo alzarse con el crédito que hasta ahora ha sido de la iniciativa privada, porque la mayor de las inversiones hasta ahora tienen su origen en la decisión de quienes por su propio albedrío están generando condiciones para que la marcha de la economía sea real.
Hasta ahora la economía actual se caracteriza por la globalización presentando como características la variación del mercado de trabajo, que por cierto ha generado una mayor desprotección a los trabajadores, e incide en especial en esa economía que hasta ahora pareciera que ha repuntado el rumbo, pero también es preciso señalar que la iniciativa privada ha estado cumpliendo puntualmente con sus encomiendas.
Andrés Manuel López Obrador se convirtió en un mitómano compulsivo, y lo ha reafirmado todo el tiempo en que ha estado liderando el Poder Presidencial desde la comodidad de un Palacio. Que los mexicanos tendremos que rascarnos con nuestras propias uñas, ha sido parte de la estrategia, porque no es lo mismo prometer que cumplir, pero también tendremos la oportunidad de enviarlo al basurero de la historia. Así de simple. Al tiempo.